Debatiendo el camino a seguir

February 10, 2012

No importa el tamaño de la lucha, nuestro movimiento necesita aprovechar toda oportunidad para construir resistencia a la agenda del 1 por ciento.

LOS CAMPAMENTOS Ocupa del otoño pasado han desaparecido casi en su totalidad, desalojados--a menudo brutalmente--por redadas policiales.

Sin embargo, el Movimiento Ocupa permanece en la conciencia política estadounidense como una lapa. Incluso los candidatos presidenciales republicanos hablan de "capitalismo carroñero" y desigualdad, mientras los demócratas bravean de cómo lucharán por el 99 por ciento... una vez que votemos por ellos en noviembre.

Las evidencias del impacto que Ocupa tiene incluso dentro de los estrechos límites de la política en Washington muestran que su lema--"No puedes desalojar una idea"--es correcto. Su principal tema--que la mayoría oprimida de la sociedad está harta de la codicia, la corrupción y el poder del 1 por ciento--sigue resonando y dando forma a las ideas y de millones personas, incluso después de que los campamentos fueran allanados.

Ahora la pregunta es: cómo Ocupa podrá construir sobre la base de sus activistas conexiones con capas más amplias de personas que apoyan al movimiento, para convertir su sentir en una mayor participación, ahora que el movimiento es menos visible. Las protestas y las Asambleas Generales pueden ser menores, pero la necesidad por este movimiento no es menos urgente hoy.

Occupy protesters march in New York City

El corazón de Ocupa, desde el comienzo, ha sido el activismo--a veces de unos pocos, otras masivo--y esto sigue siendo la clave.

Los pocos cientos de activistas que lanzaron Ocupar Wall Street en Nueva York fueron capaces de inspirar un movimiento nacional, y luego internacional, porque ellos dieron un vehículo y legitimaron la indignación popular contra la austeridad, el desempleo masivo, la desigualdad, y la dominación corporativa de la política.

Ocupa rápidamente se convirtió en una tienda para todo tipo de protestas. Trabajadores luchando por contratos colectivos vieron el campamento Ocupa en el Parque Zuccotti como natural punto de reunión. Las familias enfrentando la ejecución hipotecaria y el desalojo de sus viviendas también encontraron aliados en Ocupa. Lo mismo con individuos y organizaciones desafiando los recortes a los servicios públicos, quienes encontraron en Ocupa el "micrófono popular" para convertir aburridas reuniones burocráticas en protestas contra los políticos.

Los conservadores y muchos liberales no vieron el bosque tras los árboles cuando criticaron al movimiento por no articular demandas. El movimiento estaba haciendo una crítica general a una sociedad dominada por el 1 por ciento, a la misma vez que habría un espacio político para todo aquel organizando contra sus injusticias.

Así, la furiosa protesta contra la ejecución de un afro-americano, inocente, Troy Davis, marchó al Parque Zuccotti, y lo mismo hicieron los trabajadores de Verizon protestando las prácticas anti-sindicales de su compañía. En Boston y Chicago, Occupy the Hood y Ocupa El Barrio están vinculando el modelo del movimiento a luchas comunitarias en curso. El movimiento conectó veteranos activistas con otros recién radicalizados--muchos jóvenes, otros no--en torno a la necesidad de organizarse y actuar.

Ahora, con los campamentos removidos en la mayoría de las ciudades, Ocupa ya no tiene un espacio físico que sirva como centro para ese activismo. Pero eso no significa que los activistas del movimiento necesiten volverse hacia dentro y perder las conexiones que han construido. Aún es posible para el movimiento reunir aquellos combatiendo en torno a diferentes luchas--para darse mutuo apoyo y para crear una alternativa a las prioridades del 1 por ciento.

Los enemigos derechistas que declararon el movimiento muerto abrieron su boca muy temprano. Y los agentes del Partido Democrático que pensaron podían coaptar Ocupa para transformarlo en un vehículo electoral también se equivocaron. El movimiento sigue siendo una encrucijada de activismo, con diversos grupos de trabajo aún empujando.

Un ejemplo es Ocupa el Departamento de Educación en Nueva York, que está jugando un papel de liderazgo en la lucha contra el cierre de las escuelas. En varias ciudades, varios Comités Laborales de Ocupa han revivido redes de solidaridad, o comenzado allí donde no existían. De Nueva York a San Francisco, Ocupa ha proporcionado un apoyo entusiasta a la lucha contra los desalojos, y ayudó en pequeñas victorias que hicieron una gran diferencia para las familias cuyas viviendas fueron salvadas de la hipoteca.

Este tipo de trabajo paciente --incluso si no llega a las portadas--es esencial para que el movimiento crezca de un movimiento con apoyo masivo a uno con participación masiva.


SIN EMBARGO, algunos en el Movimiento Ocupa argumentan que este tipo de campañas no son suficientes. Ellos aseguran que el movimiento tiene que "hacer algo grande" con una iniciativa audaz. Una propuesta es una huelga general para el Primero de Mayo. Asambleas Generales de Ocupa en algunas ciudades han votado para continuar la organización de tal empresa, que, de acuerdo con un grupo en Nueva York, debe incluir un "fin de semana de cinco días".

Hay muchos problemas con esta propuesta. La más obvia es que las huelgas en EE.UU. están en su mínimo histórico, como resultado de una larga guerra patronal contra el movimiento laboral y la disminución de la afiliación sindical. Pasar de este punto a una huelga general nacional el 1° de mayo es, por decirlo suave, poco realista.

Tal llamada arriesga desacreditar la acción de huelga, cuando la tarea de los militantes laborales y de Ocupa debe ser revivir la huelga como un arma--ganando las huelgas que tengan lugar, por medio del paro de la producción y la construcción de la solidaridad.

Aquéllos que apoyan la huelga general propuesta señalan el éxito del día nacional de acción, el 2 de noviembre, convocado por Ocupa Oakland como una huelga general en respuesta a una viciosa redada policial sobre su campamento y sus activistas.

Ciertamente, muchos residentes de Oakland faltaron al trabajo ese día, y los sindicatos locales apoyaron la jornada de protestas, aunque no como una huelga formal. Miembros sindicales de base lideraron su organización y el día culminó con unas 15.000 personas en un piquete comunitario que cerró el puerto de Oakland.

La convocatoria de una huelga general en Oakland produjo un importante e inspirador despliegue de solidaridad. Pero el día de la acción no fue de hecho una huelga general--no del tipo que Oakland vio en 1946, ni las masivas acciones que cerraron las ciudades de Toledo, Minneapolis y San Francisco en 1934.

Si el llamado a una huelga general ha de significar algo, debe convocar la acción coordinada de los trabajadores, en solidaridad los unos con los otros, para detener la producción--no como individuos, sino que por medio de la acción colectiva.

Otro ejemplo usado por quienes apoyan una huelga general iniciada por Ocupa es el Primero de Mayo del 2006, cuando millones de trabajadores inmigrantes no asistieron a trabajar para protestar contra un proyecto de ley que habría vuelto unos 14 millones de inmigrantes en criminales. Con George W. Bush en la Casa Blanca, incluso los grupos liberales--por lo general reacios a apoyar cualquier acción obrera-- y algunos políticos demócratas, se subieron al carro.

Pero hoy la situación es diferente. A diferencia del 2006, cuando el bajo desempleo hizo que los trabajadores inmigrantes estuvieran más dispuestos a arriesgar sus trabajos, la alta tasa de desempleo disuadirá a la gran mayoría, inmigrante o no, de tal acción. Y con Obama en campaña, los grupos liberales pro-inmigrantes y los políticos demócratas están decididos a evitar cualquier protesta que pueda arriesgar su reelección.

Un llamado a huelga general el Primero de Mayo que gire en torno a la participación masiva de los obreros inmigrantes es muy poco probable que gane fuerza. Una mejor manera para que Ocupa forje vínculos con el movimiento inmigrante es la construcción de la solidaridad con aquellos que protestan leyes anti-inmigrantes, como los activistas en el frente de la lucha en Alabama y Arizona, así como con aquellos que desafían el número récor de deportaciones bajo la administración Obama.

El Primero de Mayo debe ser un foco para Ocupa, no hay lugar a dudas. Grupos inmigrantes en muchas ciudades siguen utilizando ese día para sus protestas, y Ocupa deben apoyarlos. Es también importante reafirmar la historia y la política del Primero de Mayo en reuniones, mesas redondas y manifestaciones. Ocupa ha despertado interés en la a menudo olvidada historia de las luchas obrera y de los oprimidos, y el Primero de Mayo es una oportunidad para traer una nueva generación de activistas a esa discusión.

No hace falta decir que oponerse a la convocatoria de una huelga general el 1 de mayo no significa oponerse a protestar. Por el contrario, cada ciudad tiene problemas críticos que están en necesidad de acciones locales--y, donde sea apropiado, un día nacional de acción. En este sentido, las manifestaciones previstas contra la cumbre conjunta de la OTAN y del Grupo de los Ocho, en mayo, en Chicago, pueden y deben ser un foco para el Movimiento Ocupa.


LA DISCUSIÓN acerca del 1° de Mayo llega en medio de un debate más inmediato; el de la protesta iniciada por Ocupa Oakland, el 28 de enero, que generó atención nacional.

El objetivo de la manifestación del 28 de enero, aprobada en una Asamblea General, fue de ocupar un edificio vacío para convertirlo en la base del movimiento en Oakland y en un centro comunitario. En la acción principal en la tarde, más de 1.000 personas marcharon al cerrado Centro de Convenciones Kaiser, pero fueron impedidos de entrar por la policía. Una segunda, más pequeña marcha por la noche fue acorralada por la policía, y cientos de personas fueron arrestadas. Aún más tarde, un grupo menor de gente irrumpió en el Ayuntamiento y cometieron actos de vandalismo.

La marcha durante el día atrajo a una gran y diversa multitud que incluyó familias con sus hijos. Pero la lección quedó clara que su número fue demasiado pequeño como para superar las fuerzas de la policía y tomar el control del centro de convenciones.

Más aun, un grupo de manifestantes trató de usar escudos caseros, dando la impresión de que el objetivo de la marcha era un enfrentamiento con la policía, en lugar de la apertura de un edificio para servicios sociales. El uso de tales tácticas, en el contexto de una demostración de modesto tamaño, frente a una fuerza policial agresiva, innecesariamente pone en riesgo de violencia y arresto a todos los participantes de la protesta.

Al final del día, un pequeño número de personas entraron en la Alcaldía y la saquearon en algunas partes, y quemaron una bandera estadounidense con las cámaras rodando. Esto fue absolutamente irresponsable y debe ser condenado. Ellos entregaron a los funcionarios municipales y a los medios de comunicación una oportunidad perfecta para desprestigiar a los activistas de Ocupa como provocadores de caos y fuera de toque con los residentes de Oakland.

Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, algunos sectores del movimiento parecen pensar que Ocupa necesita tomar la ofensiva. Su sentir fue expresado __en un comunicado emitido en nombre de la Asamblea de Mudanza de Ocupa Oakland, comprometiéndose a intensificar sus acciones, incluyendo bloquear el Aeropuerto Internacional de Oakland, si a los manifestantes se les negara la entrada al edificio que buscaban ocupar. "Si tratan de desalojarnos otra vez, vamos a hacer sus vidas más miserables de lo que ellos hacen las nuestras", declaró el comunicado.

Dado el modesto tamaño de la protesta que iba a ocupar el edificio--entre mil y dos mil, según los estimados, apenas una fracción de los que participaron el 2 de noviembre--éstas son puras bravatas. Tales declaraciones sólo ampliarán la brecha desarrollándose entre el núcleo de los activistas más comprometidos y el grupo más amplio de gente que apoya el movimiento.

Tanto como 400 personas fueron detenidas el 28 de enero, y muchos fueron sometidos a condiciones atroces, detenidos por días antes de ser liberados. Esto demuestra qué tipo de represión las autoridades están preparadas para usar contra Ocupa--y nuestro movimiento tiene que considerar esto al desarrollar de sus estrategias.

Ciertamente, incluso las protestas pacíficas son a menudo blanco de la policía. Pero los policías están mucho menos dispuestos a atacar protestas masivas, como la del 2 de noviembre en Oakland o la Ocupa Wall Street en Nueva York el pasado 15 de octubre.

Desafortunadamente, una minoría en el movimiento tiene una perspectiva diferente--una que sólo puede ser llamada elitista. Al equiparar los enfrentamientos con la policía con militancia, y al afirmar su derecho a llevar a cabo este tipo de tácticas aún si el resto del movimiento no está de acuerdo, este grupo está tratando de imponer su liderazgo.

Las protestas deben ser organizadas para maximizar el número de participantes, no reducirlas a sólo un núcleo de personas que están dispuestas a batallar con la policía o a ocupar el Ayuntamiento--y declararlo un acto revolucionario. Enfrentar a la policía en cada esquina sólo fortalecerá a la policía y a los políticos en su intento de introducir una cuña entre los activistas del Movimiento Ocupa y el 99 por ciento.

Los medios y los políticos tratan de usar la protesta en Oakland para desacreditar Ocupa y justificar una represión aún mayor en el futuro--sin reconocer que, con mucho, la violencia más agresiva y destructiva el 28 de enero pasado fue la de la policía.

Los partidarios de Ocupa deben denunciar la violencia policial y desafiar las distorsiones de los medios acerca del movimiento, pero no debemos dejar de lado un debate necesario dentro de nuestras filas acerca de su dirección.


EN SU apogeo, Ocupa movilizó un gran número de personas porque insistió en los derechos y la dignidad del 99 por ciento. Sus participantes estaban decididos a hacerse escuchar por sobre las calumnias de los políticos y los medios de comunicación. Necesitamos iniciativas que atraigan a un mayor número de entre los millones que mostraron su apoyo al movimiento--no acciones aventureras en las que una minoría supuestamente demuestra su política y compromiso superiores.

Ciertamente, la lucha tendrá sus altas y bajas. En una huelga del sector público, por ejemplo, Ocupa podría ser crucial en consolidar en construir solidaridad y defender los servicios públicos que los políticos quieren cortar. La movilización en torno a la cumbre de la OTAN y el Grupo de los 8 en Chicago puede proporcionar un enfoque para un nuevo debate nacional sobre la austeridad y el imperialismo propiciados por el gobierno de EE.UU. y sus invitados.

Pero no importa que tan ansiosos los simpatizantes del Movimiento Ocupa estén por esas grandes movilizaciones, no hay atajos. Construir el movimiento desde sus actuales circunstancias requerirá organización sistemática y paciente. En esas luchas--grandes y pequeñas--vínculos se forjan, la confianza se construye, y la organización crece.

La clase capitalista ha dejado en claro que tiene un programa de largo plazo para imponer un profundo y permanente recorte en los niveles de vida de la clase obrera. Ocupa tiene que desarrollar una perspectiva de construcción de la resistencia a ese programa a cada paso--y para la construcción de un movimiento que puede desafiar al sistema entero.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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