Ampliando la vigilancia estatal
El objetivo de las operaciones del "Buró Federal de Embaucadores" no es protegernos de alguna amenaza real, sino justificar una mayor represión al derecho a protestar.
LOS TITULARES del día después del Primero de Mayo pudieron haber hablado de las decenas de miles de sindicalistas, obrero, inmigrantes y activistas del movimiento Ocupa que, entre otros, marcharon por todo el país. Sin embargo, los medios fijaron su atención sobre el "complot terrorista" para volar un puente en Cleveland, "revelado" por el gobierno e implicando a cinco auto-denominados anarquistas.
Por supuesto, el gobierno no tanto descubrió la conspiración tanto como se la inventó.
La trama de Cleveland es notable por el patrón al que se ajusta--embaucados por el gobierno usando informantes del FBI que sugieren un delito y luego proporcionando los medios para llevarlo a cabo. Este es uno más en una larga lista de falsos casos que los líderes políticos de ambos partidos usan para justificar una mayor represión de las libertades civiles y al derecho a la legítima protesta, en nombre de la "guerra contra el terror".
Hasta reciente, los operativos federales habían sido dirigidos principalmente contra musulmanes y árabes, como los Cuatro de Newburgh, acusados __por un informante de planear atacar sinagogas de Nueva York, o de Tarek Mehanna, declarado culpable de "apoyo material" al terrorismo por traducir documentos de Al-Qaeda al Inglés, pero sólo después de que él se negara a trabajar para el FBI.
La guerra contra árabes y musulmanes sobre suelo americano es la contraparte de aquellas en tierras lejanas; una constante en toda la historia del imperialismo en Estados Unidos. Lo de Cleveland muestra cómo la "guerra contra el terror" está conectada a la militarización de las fuerzas policiales y a la represión de la disidencia--ambas exhibidas el otoño pasado, cuando las policías del país atacaron al movimiento Ocupa en coordinación.
Nuestros movimientos deben reconocer la creciente amenaza de la represión estatal y, adhiriendo al viejo grito laboral, una ofensa a uno es una ofensa a todos, movilizarse para defender de sus víctimas. En todo, el asalto a los derechos de árabes y musulmanes mostró que la "guerra contra el terror" es una guerra racista, que debe opuesta por todo aquel opuesto a la discriminación y la intolerancia. Pero ahora es evidente que este asalto allanó el camino para una más amplia represión política.
En precaución, los activistas debemos tomar elementales medidas para defender nuestras luchas, y reconocer que algunas de las tácticas y estrategias nos abren a la represión, y por eso debemos rechazarlas. Por encima de todo, debemos hacer la defensa del derecho a la protesta, libre de acoso y abuso por parte del Estado, una parte de todas nuestras luchas.
A DIFERENCIA que la mayoría de las operaciones encubierta del FBI en la última década, el más reciente caso no se centra en la comunidad musulmana, sino en el movimiento Ocupa.
Según el gobierno, cinco hombres--Anthony Hayne, Brandon Baxter, Stafford Josué, Wright Douglas y Stevens Connor--estaban conspirando para usar artefactos explosivos caseros para destruir un puente a unos 15 kilómetros al sur de la ciudad de Cleveland. Los cinco han sido acusados __de graves cargos y, si son declarados culpables, que podrían llevarlos a la cárcel de por vida.
Los hombres, según reportes, han participado en Ocupa Cleveland, pero el grupo local de Ocupa dijo en un comunicado, "[D]e ninguna manera ellos estaban representando o actuando en nombre de Ocupa Cleveland. Desde su creación el 6 de octubre de 2011, Ocupa Cleveland ha afirmado los principios de la no violencia.
Al menos tres de los hombres--Wright, Baxter y Hayne--fueron identificados como "anarquistas" por el FBI. Una declaración jurada del FBI afirma que los hombres estaban insatisfechos con el enfoque no violento del movimiento Ocupa.
Pero al igual que en otros casos de "terrorismo doméstico", la supuesta conspiración para volar el puente depende de las acciones de un informante del FBI llamado Shaquille Azir. Según el sitio web The Smoking Gun, Azir es "un delincuente convicto, arrestado bajo cargos de cheque sin fondos y robo en el medio de su cooperación con los investigadores federales ", y había sido informante del FBI desde julio del 2011.
Es altamente dudoso que el "complot" hubiera ocurrido sin Azir. De acuerdo con la declaración jurada del FBI, fue Azir que arregló la compra de los explosivos, con un agente encubierto del FBI, y Azir también dio dinero a los presuntos conspiradores para comprar los explosivos. Por último, pero no menos importante, recibió un pagó de 5.750 dólares por el FBI, por sus "servicios".
La investigación federal de los cinco acusados __comenzó después de que el FBI pidió a Azir asistir a un plantón Ocupa Wall Street en Cleveland el 21 de octubre, donde, según la declaración jurada, uno de los cinco se jactó de planear vandalismo sobre los edificios de oficinas en el centro. Así, los cinco sólo se convirtieron en un asunto de investigación cuando fueron señalados por un informante a pago de los federales.
LO BÁSICO de la historia resultará familiar a cualquiera que haya seguido las acciones del gobierno federal durante los últimos 10 años de "guerra contra el terror". Una y otra vez, el FBI ha identificado a alguien vulnerable--ya sea con trastornos mentales, amargura o simple postura--y enviado a un provocador o informante para sugerir la comisión de un delito violento, convencerlos a hacerlo, e incluso ayudar a planificarlo, y proveer los materiales para llevarlo a cabo. Entonces, al último minuto, el gobierno cae sobre los "tipos malos" y declara victoria en la "guerra contra el terror".
Por lo general, los casos han involucrado supuestos "terroristas domésticos" en las comunidades musulmanas; los Cuatro de Newburgh, por ejemplo, o el caso de Mohamed Osman Mohamud. Pero los ambientalistas han también sido blanco de similares prácticas: etiquetados como "terroristas" por participar en la destrucción de propiedad o simplemente estar asociado a personas que podrían participar en tales actividades.
El aparato de seguridad nacional responsable de todo esto sólo ha crecido bajo el gobierno demócrata de Obama. Como el comentarista Fareed Zakariah, lejos un radical, escribió en una reciente columna de CNN [6], desde Septiembre 11:
Treinta y tres nuevo edificios han sido construidos para la burocracia de la inteligencia solamente, ocupando 17 millones de pies cuadrados, el equivalente a 22 Capitolios o tres Pentágonos. La mayor burocracia después del Pentágono y el Departamento de Asuntos de los Veteranos es ahora el Departamento de Seguridad Nacional, que cuenta con una planta de 230.000 personas.
La construcción de este estado de seguridad nacional ha supuesto una gran expansión en los poderes del gobierno, que ahora abarcan todos los aspectos de la vida estadounidense, incluso cuando aparentemente no relacionados con el terrorismo. Unas 30.000 personas, por ejemplo, son pagadas exclusivamente para escuchar conversaciones telefónicas y otras comunicaciones dentro de EE.UU.
Y la administración Obama está tratando de obligar a las empresas de Internet, como Microsoft, Facebook, Google y Yahoo, a proveer al gobierno de EE.UU. con una "puerta trasera" de acceso a todas las formas de comunicación en Internet. Esto sería rotundamente protestado si fuera llevado a cabo por un gobierno como el de China o Irán--o incluso por la administración Bush--pero casi no ha habido crítica alguna sobre el último intento de Obama de expandir masivamente los poderes del Estado.
CUALQUIERA QUE piense que esta masiva violación a las libertades civiles se limita a escenarios en que la vida y seguridad de las personas están en peligro inminente debe dar un segundo vistazo a las últimas operaciones contra activistas de Ocupa.
Por ejemplo, el 30 de abril, el día antes de las protestas del Primero de Mayo, la policía de Nueva York pagó una "visita" a la casa de varios activistas. Gedeón Oliver, presidente local del Gremio Nacional de Abogados, dijo que "definitivamente había un repunte en la actividad policíaca que parecía ajustarse al patrón de señalar lo que la policía podría ver como residencias políticas".
En un caso, seis agentes de la policía derribaron la puerta del apartamento del activista de Ocupa Zachary Dempster en Brooklyn a las 6:15 am, diciendo que tenían orden de captura para su compañero de vivienda en una violación de alcohol de hace seis años. De acuerdo a Dempster, la policía "preguntó lo que estaba haciendo [el Primero de Mayo], y si yo sabía de cualquier actividad, cualquier evento".
El mensaje es claro: Te estamos mirando.
El derecho a la protesta se ha convertido en una cuestión central en Chicago, donde los activistas han estado planeando protestar durante la cumbre de la alianza militar de la OTAN a finales de este mes.
En particular, la declaración jurada del FBI en el caso de Cleveland hace referencia a vagas predicciones de uno de los sospechosos acerca de la cumbre que supuestamente provocará "disturbios" en Cleveland y otras ciudades. Si de hecho alguien dijo esto--y si lo dijo, si debiéramos prestar ninguna atención a tales "predicciones"--es irrelevante. La acusación por sí sola es una justificación para aumentar la vigilancia y el hostigamiento de activistas en los próximos días.
De hecho, los concejales de Chicago se prepararon para las manifestaciones pasando una escandalosa ordenanza criminalizando lo más básico del derecho a protestar. La policía de Chicago estará equipada durante la cumbre de la OTAN con armas de calibre militar, como el "Dispositivo Acústico de Largo Alcance", un "cañón de sonido" desarrollado por los militares para el "control de multitudes". Una zona de exclusión aérea con órdenes de "disparar a matar" sobre partes de la ciudad entrará además en rigor.
Nada de esto se trata de una amenaza de violencia real de los manifestantes. Se trata de intimidar a aquellos que quieren alzar su voz contra la OTAN y la máquina de guerra de EE.UU. que la lidera.
Pero también tenemos que entender que en estas circunstancias, algunas de las tácticas dejan nuestro movimiento abierto a la represión--por lo que deben ser discutidas y cuestionadas.
Mientras las marcas de entrampamiento del FBI están por todas partes en el caso de Cleveland, también es posible que un puñado de auto-declarados anarquistas sea así atrapado en posiciones radicales y puedan convertirse en presa fácil de un aparato estatal represivo cuyo verdadero propósito es demonizar a todos los activistas de izquierda.
Más allá de los pocos fácilmente engañados hay un grupo más amplio cuyo comportamiento en las manifestaciones, aunque en nada parecido a volar un puente carretera, pone en riesgo a otros participantes y les da una excusa a las fuerzas de represión del Estado.
Durante las luchas Ocupa del otoño pasado y, sobre todo este invierno y la primavera, una minoría de activistas ha sido atraída a acciones que fetichizan los enfrentamientos con la policía como algo que va a conducir a una mayor radicalización. Pero lo opuesto es la verdad--este tipo de acciones repelen apoyo más amplio a la lucha, al tiempo que dan a las fuerzas del Estado una excusa para romper cabezas.
Nada que estos activistas puedan hacer es remotamente equivalente a la violencia y represión del gobierno federal. Pero necesitamos un movimiento políticamente maduro para entender que ciertas tácticas y acciones facilitan la represión del Estado--y que si provienen de provocadores o no, deben ser cuestionadas porque ponen en riesgo la lucha misma.
La fortaleza de nuestro lado se encuentra en nuestro número. El derecho básico a protestar está bajo ataque hoy en EE.UU., y todo el mundo preocupado por la justicia y la democracia tiene que oponerse a la ampliación de la red de vigilancia del Estado. En una entrevista con SocialistWorker.org el año pasado Alicia McWilliams, tía de David Williams, uno de los Cuatro de Newburgh, explicó por qué todos tienen que hablar por las víctimas de la represión estatal:
Podrían ser ellos los próximos. Su familia podría ser la próxima. Al gobierno no le importa quién es. La gente debe salir en solidaridad, como en el tiempo de Martin Luther King Jr. Esto nos afecta, nuestro futuro y nuestro sistema de justicia penal. Nos afecta a todos como ciudadanos y seres humanos. Este es un problema humano. Al señalar a una comunidad, una religión, nos pones a todos bajo la mira, ya que cualquiera de nosotros podría ser señalado.
Traducido por Orlando Sepúlveda