Pro aborto...cada cuatro años
Los demócratas creen tener el voto de aquellas y aquellos que apoyan el derecho de la mujer a optar por un aborto en la bolsa, por eso no se apuran a satisfacer sus demandas.
"MITT ROMNEY, sin duda, nos arrastraría de vuelta al pasado".
La publicidad de Obama para movilizar el voto femenino en las elecciones de 2012 debutó la semana pasada en los estados aún indecisos, pero el mensaje fue uno bien conocido: Los demócratas son los únicos bloqueando la erosión de los derechos reproductivos de la mujer que los republicanos buscan, así que mejor vota por Obama.
El problema con este argumento, por supuesto, es que la destrucción del derecho de la mujer a optar por un aborto ha seguido su curso, incluso y especialmente durante los últimos cuatro años, con Barack Obama en la Casa Blanca, y los últimos seis, con los demócratas siendo mayoría en el Congreso por la mayor de ese tiempo. El partido que dice estar por los derechos de la mujer hizo absolutamente nada para avanzar esos derechos, ni para recuperar algunos de los perdidos cuando tuvo la oportunidad.
A lo sumo, los demócratas se opusieron a las más extremas medidas anti-aborto que la derecha pudo imaginar, pero lo hizo cediendo terreno ideológico promoviendo restricciones menos extremas al derecho al aborto--restricciones, no obstante--como la alternativa "realista".
Los demócratas no se sienten obligados a decir qué van a hacer por las mujeres, porque los republicanos ya han dicho demasiado acerca de qué harán contra ellas--y eso es todo por lo que las principales organizaciones pro derechos de la mujer parecen preocuparse. Cuando se trata de los derechos reproductivos, no hay una "política de la esperanza", sino una del miedo.
Es hora de que los partidarios de los derechos de la mujer digan: ¡Basta! Basta de palabras vacías, de promesas rotas, y de campañas de terror; basta de políticos demócratas, y de las organizaciones liberales que los apoyan, que sólo ponen en peligro nuestro derecho al aborto.
Los demócratas no sólo no están bloqueando la erosión de los derechos de la mujer, sino que por sus compromisos con los republicanos, ellos son responsables de hacer posible esos ataques y de mover el debate más y más hacia terreno enemigo de la mujer. Al usar los derechos reproductivos para regatear--y como un eslogan político solamente cuando las elecciones se acercan--ellos han demostrado lo lejos que esta cuestión se haya en su plataforma política.
EN SU parada electoral de Denver la semana pasada, Obama fue presentado por Sandra Fluke, la mujer que trató de dar testimonio ante el Congreso acerca de por qué es necesario que el seguro médico cubra el control de la natalidad--algo exigido por la ley de atención de la salud de Obama. Fluke fue rechazada, así que ella grabó su emotivo discurso en YouTube,pero fue atacada de inmediato por Rush Limbaugh, quien la llamó una "puta". Según Limbaugh, Fluke quería control de la natalidad cubierto por el seguro para poder tener tanto sexo como una "ramera".
Para aquellos que saben lo importante que es para la mujer tener acceso al control de la natalidad, algo que el 99 por ciento de las mujeres heterosexuales utilizan en algún momento de su vida--el ataque sexista a Fluke fue una llamarada que inspiró protestas contra los republicanos y contra los que nos quieren regresar a los oscuros tiempos de mediados del siglo pasado.
Sin embargo, para la administración Obama, la decisión de poner de relieve el caso Fluke y el tema de control de la natalidad fue un cálculo político--una sesión fotográfica para su campaña electoral.
Casi tan pronto como Obama dijo apoyar requerir a las aseguradoras cubrir el control de la natalidad, también dijo que estaba dispuesto a considerar una exención para todas las instituciones relacionadas con la Iglesia Católica, incluyendo universidades, hospitales y organizaciones benéficas. En otras palabras, la discriminación de la mujer, negándole la cobertura ordenada por la ley, está bien si eres un negocio católico.
Obama finalmente llegó a un compromiso en el tema. Sin embargo, éste no satisfizo a la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., por lo que ahora, en coordinación con docenas de otras organizaciones religiosas, la Conferencia está considerando una demanda judicial, animada tal vez por la rapidez con que Obama llegó a considerar una exención.
Además, el hecho de que la administración Obama diga apoyar el control de la natalidad no debiera ser una gran cosa. El "debate" sobre la importancia del control de la natalidad terminó hace décadas. El veredicto: las mujeres lo necesitan, y punto. Este asunto volvió a la palestra sólo por el carácter troglodita del ataque al derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo.
Suerte para ellos, esto es ventajoso para los demócratas. Así pueden presentarse como protectores de los derechos de la mujer, dando la cara por algo obviamente necesario, como el control de la natalidad, pero haciéndole el quite a las más duras batallas, como defender los fondos federales para cubrir abortos para mujer de bajos ingresos, dando así acceso al cuidado de la salud reproductiva a toda mujer que lo necesite.
Sin embargo, los demócratas evaden ese debate. Durante las negociaciones para la Ley de Cuidado de la Salud Asequible de 2010, Obama se comprometió a emitir una orden ejecutiva para aplicar la Enmienda Hyde, que prohíbe la financiación federal de abortos para la mujer pobre, a su ley de salud.
En otras palabras, Obama, quien cuando fue candidato dijo que trabajaría para revocar la Enmienda Hyde, utilizó la financiación del aborto para la mujer pobre como una palanca para conseguir que su proyecto se hiciera ley--una ley anti-mujer pasada por los demócratas.
En ese momento, el Partido Democrático no sólo estaba a cargo de la Casa Blanca, sino también de la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Muchos podrían haber pensado que ese sería un buen momento para garantizar el acceso al aborto para todas las mujeres. Pero al contrario, buscaron reducir el acceso, y lo consiguieron.
ESTA TRAICIÓN al derecho de la mujer a optar por un aborto está en consonancia con cómo los demócratas han lidiado con el derecho al aborto en general: mucha cháchara durante la temporada electoral, pero nada de acción.
En un estado tras otro, el acceso al aborto está siendo reducido. Tan sólo en el primer semestre de 2012, los gobiernos estatales han promulgado 95 nuevas disposiciones relacionadas con la salud y los derechos reproductivos. Según el Instituto Guttmacher, las siguientes medidas fueron aprobadas en los últimos seis meses:
- Hay 39 nuevas restricciones sobre el acceso al aborto.
- Tres estados han limitado el acceso al aborto con farmacéuticos, elevando a ocho el número de estados que restringen el acceso a ese tratamiento.
- Tres estados promulgaron medidas--inconstitucionales--prohibiendo el aborto antes de la viabilidad fetal, 18 o 20 semanas después de la fertilización (o 20 a 22 semanas después de la última menstruación de la mujer), poniendo el número de estados que han prohibido el aborto de este modo a nueve.
- Dos estados adoptaron medidas que exigen a la mujer escuchar los latidos del corazón del feto antes de obtener un aborto. Esta exigencia en Louisiana requiere la realización de una ecografía trans-vaginal para abortos realizados en las primeras ocho semanas.
- Dos estados adoptaron medidas requiriendo a la mujer tomar consejería sobre los efectos negativos del aborto a la salud mental, aunque no exista una base médica para esta afirmación. Esto sube a nueve los estados que requieren tal "consejería".
- Varios estados implementaron períodos de espera antes de que una mujer pueda tener su aborto, con lo que el número total de estados con esta restricción sube a 26. En abril, Utah se convirtió en el primer estado en imponer un período de espera de 72 horas.
- Cuatro estados limitaron la cobertura del aborto en los intercambios de salud a ser establecidos por la Ley de Cuidado de la Salud Asequible, previamente 16 estados ya habían hecho esto.
De acuerdo con Guttmacher, el 55 por ciento de las mujeres estadounidenses en edad reproductiva viven ahora en uno de los 26 estados considerados hostiles al derecho al aborto.
Los demócratas podrán actuar inquietos ante los peores delitos de la derecha, pero han hecho vista gorda mientras los estados aprueban una restricción tras otra. Y el enfoque de "encontrar un terreno común" con los opositores al aborto ha hecho que los derechos reproductivos de la mujer peligren.
Quiénes apoyan el derecho de la mujer al aborto--y, fundamentalmente, su derecho a tomar las decisiones que afectan a su propio cuerpo--no debieran ser obligados a posponer sus demandas sólo por una campaña electoral en curso. Estas son decisiones que afectan profundamente la vida de las mujeres y su capacidad de ser iguales en la sociedad, por lo que deben ser consideradas con la seriedad que se merecen.
Los políticos republicanos están tratando de eliminar todo derecho al aborto con leyes sobre "dolor fetal", "personalidad fetal ", ecografías y consejerías. Según ellos, las mujeres son incapaces de tomar decisiones por sí mismas y necesitan que alguien más les diga qué hacer.
¿Por qué querrían los demócrata encontrar un "terreno común" con estos?
Los demócratas prefieren atraer a votantes que apoyan restricciones al aborto que hacer un esfuerzo por satisfacer las demandas de las mujeres pro-aborto. ¿Por qué? Porque saben que las últimas votarán por ellos de todos modos, porque no tienen otra alternativa.
En los salones de las organizaciones liberales, pro-mujer, como la Organización Nacional de la Mujer, NARAL América Pro-opción, ya están prometiendo hacer todo lo posible por relegir a Barack Obama--esperando absolutamente nada a cambio. El miedo a lo que Romney en la Casa Blanca pueda hacer es suficiente para estos grupos, pero no debe ser para los que pensamos que la mujer merece algo mejor.
Mitt Romney, Ryan Paul y los otros retrogradas opuestos al derecho de la mujer a elegir un aborto son realmente de temer, y tienen los derechos reproductivos de la mujer en sus miras. Pero claramente, los demócratas no están a la altura para detenerlos. Eso sólo dependerá de lo que nosotros hagamos.
Traducido por Orlando Sepúlveda