Un plan insuficiente
¿Por qué la Agencia de Protección del Medio Ambiente no pone dientes a sus nuevas normas sobre las emisiones contaminantes?
LA CRISIS climática tuvo la atención, después de mucho tiempo de espera, de la administración Obama, cuando el 2 de junio, la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) publicó su plan para limitar la contaminación de carbono en las plantas generadoras de energía.
Inmediatamente, la derecha y la industria energética denunciaron acaloradamente las medidas de la administración. Pero éstas ni siquiera se asoman a lo necesario para empezar a revertir los efectos de la quema de combustibles fósiles. Por ejemplo, el plan depende de la voluntad de cada Estado para decidir cómo cumplir las nuevas metas para reducir las emisiones de carbono.
"Es como luchar contra un incendio forestal con una manguera jardinera"--dijo Kevin Bundy del Centro para la Diversidad Biológica del Instituto del Derecho Climático. "Estamos complacidos de que el presidente haya finalmente abierto la llave del agua, pero no es suficiente para hacer el trabajo". Varios grupos ambientalistas han criticado el plan como inadecuado, incluyendo 350.org, Amigos de la Tierra y Greenpeace.
El hecho de que EPA haya hecho algo, después de cinco y medio largos años de inacción, se debe al gran cambio sobre el cambio climático, y la devastadora crisis ecológica que provoca, en la opinión pública. Una encuesta realizada por el Proyecto Yale sobre Comunicación del Cambio Climático, en abril, mostró que por un margen de casi 2 a 1 el público apoya estrictos límites a las emisiones de dióxido de carbono, "incluso si provoca un aumento en el costo de la electricidad a los consumidores y las empresas".
La inquietud sobre el cambio climático nunca ha sido más urgente. Pero el plan de emisiones de Barack Obama no está ni cerca de lo que se necesita; ni para satisfacer las expectativas de quienes creyeron en sus promesas de campaña, ni para hacer un progreso significativo contra el efecto invernadero. En su lugar, Obama se aseguró de dejar a la gran industria energética mucho espacio para maniobrar.
EL OBJETIVO del plan de 645 páginas es reducir las emisiones de dióxido de carbono--con énfasis en las 600 plantas que utilizan carbón para generar electricidad--a un 30 por ciento de los niveles de 2005 para el año 2030, meta que cumpliría la promesa que Obama hizo ante una conferencia climática de las Naciones Unidas en 2010.
Pero, ¿es ésta reducción suficiente, y suficientemente rápida?
En mayo, el Programa de Investigación del Cambio Global de EE.UU. realizó su tercera Evaluación Nacional del Clima y encontró nuevos indicios de la devastación que el cambio climático ya está causando. Por ejemplo:
El nivel del mar ha aumentado en ocho pulgadas desde 1880, y se estima que se aumentará de 1 a 4 pies para el año 2100.
Las inundaciones provocadas por el cambio climático podrían costar tanto como $325 mil millones en 2100, incluyendo más de $130 mil millones sólo en Florida.
2001 a 2012 fue más cálido en cada región del país que en cualquier década anterior por más de un siglo.
"El cambio climático, una vez considerado un problema futuro, se ha hecho firmemente más presente", concluyeron los científicos que escribieron el informe. Pero a pesar de la inmediatez de su propio estudio, la última propuesta de recortes de emisiones es insuficiente.
"Este plan tiene que ver con la flexibilidad", dijo la administradora de la EPA Gina McCarthy. Los 50 estados tienen sus propias metas que cumplir, y podrán decidir cómo cumplir con ellas eligiendo entre unas 50 opciones. Así, por ejemplo, los gobiernos estatales pueden cerrar una planta de carbón y abrir una de energía solar o eólica, o pueden optar por un sistema de mercado de límites.
Los mercados de límites de carbono dejan la decisión de cómo limitar las emisiones a los propios contaminadores corporativos. La práctica de la compensación, por ejemplo, permite a los operadores de plantas de energía evitar la reducción de sus propias emisiones, si pueden pagar a un guardabosque o a un agricultor para que ellos reduzcan las suyas.
¿El resultado? Como escribieron la directora ejecutivo de Food & Water Watch, Wenonah Hauter, y la directora de programas políticos del Instituto para Estudios de Política Climática, Janet Redman, "Las plantas energéticas siguen contaminando, y las familias que viven bajo su sombra siguen respirando emisiones tóxicas. Las comunidades cercanas a los contaminadores no ven beneficio alguno de la supuesta reducción de la emisiones que tiene lugar en otros lugares".
Así, mientras Obama afirma que su gobierno finalmente está dándole duro a los contaminadores, el plan les da a los gobiernos estatales el margen de maniobra para acomodar a la industria del carbón.
NADA DE esto detuvo a republicanos de condenar la supuesta "guerra contra el carbón" de Obama. "Mientras el presidente hace su vuelta de la victoria", dijo el representante republicano de Virginia, Eric Cantor, "Espero que tome un momento para explicar a las familias de clase media en Virginia la realidad de su propuesta: un aumento en sus cuentas de electricidad casera".
Mayormente, los republicanos se quejaron de que la propuesta de la EPA "mata empleos". Se espera que varios gobernadores republicanos interpongan una demanda legal, y que algunos se nieguen a presentar sus planes de cumplimiento, como ya ha hecho el gobernador de Texas Rick Perry con otras reglas de la EPA que él desaprueba.
El mismo juego una y otra vez.
En 2008, el candidato presidencial Barack Obama enfrentó la furia republicana cuando él asumió la más modesta de las posiciones contra el uso de combustibles fósiles. En aquel entonces, el candidato Obama declaró: "Así, si alguien quiere construir una central alimentada por carbón, puede, sólo que se irá a la bancarrota por la enorme suma que tendrá que pagar por todos los gases de efecto invernadero que emita". Los republicanos declararon que se trataba de un ataque a los trabajos en la minería. Cuando asumió el cargo, los proyectos dirigidos a reducir las emisiones de carbono murieron en la vid.
Y una vez más alrededor de elección de 2012. Los republicanos advirtieron sobre la "guerra contra el carbón" de Obama, pero después de las urnas, ni escaramuza hubo... hasta ahora.
La perorata de quienes se oponen a la reducción de emisiones no ha cambiado mucho, y ni siquiera se limita a los republicanos. En algunos estados donde la industria del carbón es fuerte, los demócratas también critican el plan de la EPA; como en Kentucky, un estado donde el 90 por ciento de la energía proviene del carbón, donde Alison Lundergan Grimes está tratando de desbancar al senador republicano Mitch McConnell.
Confianzudamente, McConnell establece el estándar para la retórica el anti-Obama y anti-regulación: "El presidente quiere que los estadounidenses crean que su impuesto nacional sobre la energía puede de alguna manera sanar al planeta y regular los océanos. Porque el punto de todo este ejercicio es tristemente obvio: No se trata de la ciencia o del calentamiento global en absoluto, sino de hacer que algunos elitistas privilegiados--elitistas que no puede sentir la presión de una cuenta más cara por servicios públicos o el dolor de un trabajo perdido--puedan 'sentirse como que hicieron algo'".
¿Notó Ud. cómo el republicano más poderoso del Senado transformó el derecho de contaminadores a contaminar un acto del oprimido contra la élite?
Y la contendiente demócrata Grimes totalmente se alineó con McConnell para oponerse al plan de Obama. Cuando McConnell anunció su "Acción Protectora del Región Carbonífera", que bloquearía las regulaciones a la contaminación en plantas eléctricas de carbón existentes, Grimes criticó la propuesta de McConnell, por "no ser suficiente".
La verdad es que la producción de carbón se ha mantenido estable con Obama, a pesar de su "guerra" contra el carbón. Se han perdido puestos de trabajo carboníferos en Kentucky y Virginia Occidental, pero debido a un cambio a gran escala en la minería a tajo abierto que ya estaba en marcha antes de que Obama asumiera el cargo.
La disputa entre los candidatos en Kentucky subraya la manera cínica en que ambos partidos ven el tema--como una especie de ficha de cambio, sin importar el continuo daño que se realiza al medio ambiente. Si cualquiera de los partidos realmente se preocupara por los trabajos, como ellos dicen, harían algo acerca de la seguridad de los trabajadores cuando están en las minas. En su lugar, ellos miran para el otro lado cuando la industria del carbón se burla de las regulaciones y pone en peligro a sus trabajadores.
Como Bob Kincaid, un activista ambiental en Virginia Occidental, escribió:
No hay Pulmón Negro en el mundo fantasioso de Mitch McConnell; no hay colapsos, no hay derrumbes, no hubo un desastre en Upper Big Branch; nada. Lo que es más, no hay defectos congénitos, no hay algunos tipos de cáncer, las enfermedades cardiacas no afligen a las personas que viven cerca a los sitios de remoción de cimas, a pesar de las casi dos docenas de informes científicos que dicen lo contrario...
Mientras miraba el discurso anoche, no pude evitar pensar en mi abuelo, jadeando en busca de su último aliento. Miles de personas en los Apalaches tienen una memoria similar a la mía. McConnell aparentemente no tiene tal memoria; nunca ha visto a un hombre cuyos pulmones han sido arruinados por el carbón; nunca ha sostenido la mano de un ser querido que da su último suspiro gracias al veneno respirado por años de remoción de cimas; nunca ha visto la lucha de un recién nacido por su primer aliento de vida porque su madre lo parió en un lugar donde el aire está lleno con polvo de sílice.
Si los políticos fueran honestos, ellos llamarían esto lo que realmente es: la protección del provecho económico de la industria del carbón a expensas de los trabajadores y el planeta.
La administración Obama espera que su plan demasiado-poco-demasiado-tarde pueda convencer a quienes se preocupan por el cambio climático a apoyar a los demócratas en las elecciones de 2014, incluso si Obama aprobara el oleoducto de arenas de alquitrán Keystone XL después de las elecciones de medio término.
Pero como han probado estos cinco y medio largos años de espera, por nada, los demócratas no cumplirán con sus promesas de proteger el medio ambiente. Los activistas medioambientales tendremos que seguir asiendo el momento que se ha estado aglomerando por una acción real para detener el cambio climático --razón por la cual Obama finalmente propone algo-- y exigir más que sólo una manguera jardinera para un incendio forestal planetario.
Traducido por Orlando Sepúlveda