El circo de la salud del pobre
El festival de odio republicano contra Obamacare es tan despreciable como miserable es el fracaso demócrata en mejorar la calidad a la salud para los más desprotegidos.
PARA MILLONES de familias obreras, el acceso a un cuidado de la salud de calidad es una cuestión de vida o muerte.
Considere, por ejemplo, a Joann King, una de los miles de personas que se presentaron este año a la Clínica Médica de Área Remota en Wise, Virginia. El evento anual, en el recinto ferial del condado, proporciona a los residentes una oportunidad de ser auscultados por un profesional de la salud, algo que no pueden permitirse el resto del año.
King no ha tenido un par de anteojos nuevos en siete años, y no ha ido al médico para realizarse análisis de sangre desde que perdió su trabajo en diciembre. "Hoy, estoy aquí para quedar tranquila de que estoy bien por ahora", le dijo al Bristol Herald Courier. "Y ojalá siga así, hasta que me toque Medicare".
King no es la única que tiene que tomar decisiones difíciles entre su salud y otras necesidades básicas. Casi el 40 por ciento de los pacientes en EE.UU. dice haber evitado al doctor en 2013 por razones económicas, según un estudio realizado por el Commonwealth Fund. Y de acuerdo con el Médicos por un Programa Nacional de Salud, el 62 por ciento de las quiebras en EE.UU. están relacionadas con una deuda médica.
Pero los detractores derechistas a la Ley de Asistencia Asequible (ACA, por sus siglas en inglés), Obamacare como ellos le llaman, son cualquier cosa menos serios acerca de la crisis en el cuidado de la salud, como lo mostró un reciente evento organizado por el grupo Generación Oportunidad, de los multimillonarios hermanos Koch, en la Plaza Nacional de Washington DC.
El evento se llamó "Creepy Care-nival", o Carnaval del Miedo --un juego de palabras con el vocablo inglés "care" (cuidado) y "carnival" (carnaval)--y ofreció un "hospital embrujado", con largas colas de gente esperando, y médicos con exceso de trabajo y esqueletos esperando. Se demostró un "panel de la muerte" y, en otra sala, una exhibición de los experimentos de sífilis de Tuskegee y las esterilizaciones forzadas, afirmando que esto es lo que sucede cuando el gobierno se involucra en el cuidado de la salud.
La invitación al "care-nival" lee: "Es hora de exponer Obamacare por el circo de engendros que en realidad es". Pero si hubo algún engendro en el carnaval en Washington, DC, esos fueron los fanáticos derechistas y sus aliados multimillonarios.
EL GROTESCO carnaval de los hermanos Koch ocurrió la misma semana en que un panel de tres jueces de la corte federal de apelaciones que cubre Washington, DC falló a favor de quienes se oponen al ACA. Los jueces determinaron que las personas que viven en uno de los 36 estados que optaron por no crear sus propios mercados de seguros de salud, y que, por lo tanto, hacen uso del mercado establecido por el gobierno federal, no son elegibles para créditos tributarios para ayudar a pagar por el seguro.
El caso, Halbig versus Burwell, se enfocó en el impreciso texto en la ley para tratar de poner la reforma de salud en cuestión. Si el fallo es sostenido por la Corte Suprema, la gente en los estados sin mercados estatales no recibirían subsidios federales para los cuales califican, y probablemente no podrán comprar seguros. Para dar una idea de lo que esto significaría para la gente pobre y de la clase obrera, de los 5,4 millones de personas que han podido inscribirse en el seguro de salud a través del mercado federal, el 87 por ciento recibió subsidios.
Pero un par de horas más tarde en el mismo día, otro tribunal de apelaciones federal --la Cuarta Corte de Apelaciones de Circuito de los EE.UU.--llegó a la conclusión opuesta. La cuestión se mantendrá en el limbo, probablemente hasta los casos en conflicto lleguen a la Corte Suprema.
¿Y cuál fue la conclusión de los legisladores republicanos después de esta debacle? ¡Seguir el rollo!
El líder de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, logró que la cámara, dominada por los republicanos, votará para demandar al Presidente Obama, ¡sobre demoras en la implementación plena de la Ley de Asistencia Asequible! Según informes, la demanda impugnará la decisión de Obama de emitir una orden ejecutiva para retrasar las sanciones a los empleadores con 50 o más trabajadores que no ofrezcan seguro a sus empleados.
Mientras tanto, los grupos conservadores dirigidos por la talla de los hermanos Koch están prometiendo más espectáculo propagandístico en su desquiciada guerra contra Obamacare, con su mirada puesta en las elecciones de noviembre.
Los energúmenos republicanos no se conforman con tratar de destruir la reforma de salud de Obama. Además, se han pasado la primavera y el verano pidiendo la deportación de niños inmigrantes, cortando la ayuda gubernamental a los niños pobres destripando el Crédito Tributario por Hijo, además, por supuesto, de tratar de enjuiciar al presidente.
LOS REPUBLICANOS serán los maestros de ceremonia anti-gobierno, anti-pobres, anti-obreros y racistas de este circo en Washington, DC, pero el otro acto de este espectáculo enfermo son los líderes políticos que prometieron que harían la atención de salud asequible para todos --Barack Obama y los demócratas--y que fracasaron rotundamente en hacerlo.
Al contrario, aquellos que obtienen un seguro privado a través de los mercados de seguros están descubriendo que tienen que aceptar planes costosos, con grandes deducibles y cobertura pobre; eso si se las arreglaron para navegar la burocracia impenetrable creada con la ley.
Pero la administración Obama no fracasó por las razones que alegan republicanos --que el "gran gobierno" se hizo cargo de opciones de atención de la salud de las personas. Fracasó porque ACA responde a los mismos intereses corporativos que causaron la crisis de la atención de salud en el primer lugar. Las mismas compañías de seguros que se beneficiaron de racionar la atención médica a los sanos y negarla a aquellos que más lo necesitaban fueron los que diseñaron Obamacare.
Para la administración Obama, la opción de un sistema de pagador único, "todo el mundo adentro, nadie afuera" estuvo fuera de la mesa desde el principio. Una largamente esperada regulación prohibiendo a las aseguradoras negar cobertura bajo la excusa de "condiciones preexistentes" fue introducida, pero el núcleo del nuevo sistema obligó a millones de personas a comprar sus productos defectuosos y caros.
No es extrañar, entonces, que todos los problemas del cuidado de la salud con fines de lucro sean exacerbados bajo Obamacare. Aquellos más dedicados a proteger las ganancias de la industria del cuidado de la salud diseñaron la ley.
Como recientemente escribió el activista de la atención de salud Donna Smith, Liz Fowler era un ejecutivo de la compañía Wellpoint antes de ir brevemente a trabajar para el senador Max Baucus para escribir la ley. Después de eso, ella se trasladó al Departamento de Salud y Servicios Humanos, donde ayudó a decidir cómo se aplicaría la ley. Y ahora, ella ha vuelto al cabildeo, para el fabricante farmacéutico Johnson & Johnson.
Smith, directora ejecutiva de Servicios de Salud para Todos, en Colorado, escribió:
Un seguro de salud no es cuidado de la salud. El seguro de salud es un producto financiero que nos venden para proteger la salud y la riqueza, y puede que no lo haga del todo. Así que no fuimos engañados por Fowler... mientras ellos trabajaban para ayudar a la industria de la salud desde adentro de la administración pública de Obamacare o al salir a hacer un trabajo similar, de forma más directa, desde fuera.
Nosotros, los pacientes y los ciudadanos privados fuimos siempre los medios para un fin: mayor provecho económico a la industria de la salud y mejores salarios para los que ayudan a que así sea. Como dice un viejo adagio, que aún no falla: "Sigue el dinero".
SI LOS republicanos consiguen tener una audiencia para despotricar sobre un "gobierno demasiado grande" y su impenetrable burocracia, es porque los demócratas les dieron un blanco imposible de perder: la jungla de "opciones" de seguro, por lucro, que conforman los mercados de seguros de Obamacare.
En realidad, el problema no es un "gobierno grande", sino la maraña burocrática que el sistema necesita para garantizar el provecho económico de la industria de seguros.
Los co-fundadores de Médicos por un Programa Nacional de Salud, David Himmelstein y Steffie Woolhandler compararon el desastre de Obamacare con la implementación relativamente más fácil y menos costosa del programa de salud Medicare para los ancianos en 1966:
[La] complejidad está "horneada" en el diseño [de ACA] del mismo modo que la simplicidad lo está en Medicare. Los mercados de seguros de Obamacare deben coordinar miles de planes diferentes, con primas, co-pagos, deducibles y redes de proveedores que varían de condado a condado; Medicare ofrece un plan único, uniforme...
La confusión bizantina de Obamacare refleja las contorsiones necesarias para ampliar la cobertura y al mismo tiempo apaciguar a las aseguradoras privadas. Y las aseguradoras privadas exigen un pago cada vez más empinado... Para evitar fallas y gasto derrochador, hay que diseñar el sistema bien; eliminando las aseguradoras privadas y cubriendo a todos bajo un solo plan pagador.
La gente que busca cobertura de atención de la salud han sido dejadas a los caprichos de los gigantes de los seguros, por no hablar de las compañías farmacéuticas y la industria hospitalaria. Y son los demócratas --su lealtad al estatus quo y a las ganancias empresariales por sobre la necesidad humana--los responsables por ello.
El desastre de ACA es una de las principales razones por la que los demócratas han quedado propensos a recibir una paliza en las elecciones legislativas de noviembre. Los republicanos podrían obtener ganancias --incluso volver a tomar el control del Senado--no porque sus políticas enfermas sean populares, sino porque muchas personas han sido decepcionadas y desilusionadas con la agenda de los demócratas.
Esta dinámica se perderá entre la verborrea de la temporada electoral de este otoño, con los demócratas enarbolando su viejo truco del "mal menor" para motivar a su base para ir a las urnas a detener el mal mayor de una victoria republicana.
Los cuentos de horror de las personas que luchan por acceder a una atención médica básica muestran la urgente necesidad de un mejor sistema de salud, pero ninguno de los partidos de Washington, DC parece interesado en luchar por eso.
Traducido por Orlando Sepúlveda