Una lucha en todo lugar
En una sociedad que produce racismo y asesinato policial, debemos apoyar toda lucha contra la opresión y la injusticia, mientras a la vez luchamos por un mundo diferente.
LA PINTURA callejera en Ferguson, Missouri, cuenta una historia.
Ahí yacen los quemados estragos de la tienda QuikTrip en West Florissant, símbolo de la amarga ira por el asesinato de Michael Brown, explicando por qué Ferguson nunca volverá a ser un suburbio anónimo de St. Louis. Sobre ellos podemos leer el nombre de Mike Brown, junto al de otras víctimas de asesinato policial y violencia racista --Eric Garner y Trayvon Martin, entre otros--y "Ferguson 2014" coronando una lista de ciudades que han explotado en rebelión en el último medio siglo.
El asesinato de un adolescente negro desarmado por el "delito" de caminar sobre la calle seguro sacudió Ferguson hasta su médula. Pero su muerte no fue única. Un estudio publicado por el Movimiento de Base Malcom X señala que un tiroteo policial similar ocurriría en algún lugar de EE.UU. no más de 28 horas después de la muerte de Mike.
El asesinato de Brown también sacude a todo el país, en parte por la persistente movilización y protesta en Ferguson que arrancó el velo que normalmente oscurece el racismo y la violencia sufrida por los afro-americanos y otras personas de color, especialmente en los barrios urbanos pobres.
La barbarie de la muerte de Mike y las repugnantes justificaciones esgrimidas por la policía y los políticos, incluyendo su vilipendio con todo tipo de estereotipos usados para estigmatizar y criminalizar a los jóvenes negros, ha causado conmoción por todo el mundo.
Ferguson 2014 también ha puesto de manifiesto el alarmante grado de la militarización de los departamentos de policía en todo el país. Respondiendo a las airadas protestas por el asesinato de Brown, las autoridades policiales desplegaron todo el arsenal y equipos de alta tecnología que han acumulado, sin que nadie lo cuestionara.
Muchas otras cuestiones sociales han sido nuevamente iluminadas por el estallido de Ferguson: la intersección de raza, clase y pobreza; las múltiples formas de la privación de derechos políticos que mantienen una elite blanca en el poder; la desinversión económica en una otrora ciudad industrial; la segregación en la vivienda y la educación.
Esto no es diferente del llamado "Momento Katrina" en 2005, cuando incluso algunos medios de comunicación tuvieron que reconocer el desprecio del gobierno estadounidense hacia los afro-americanos pobres de Nueva Orleans. En el caso de Ferguson, dos principales personalidades de CNN, Don Lemon y Jake Tapper reaccionaron ante el caos y la violencia, causados por el Estado e infligidos contra personas ejerciendo su derecho elemental a protestar, con incredulidad e incluso indignación.
Pero la misma CNN que transmitió los reportes de Lemon y de Tapper también ofreció el estúpido comentario de la conductora de noticias Rosemary Church sugiriendo a la policía "tal vez usar cañones de agua" para dispersar a los manifestantes.
EN OTRAS palabras, la respuesta a Ferguson es polarizada y polarizadora. Encuestas de opinión encontraron diferentes conclusiones sobre el origen de los disturbios en Ferguson entre blancos y negros. Una encuesta del Centro de Investigación Pew por ejemplo, señala que más blancos que no --algo menos del 50 por ciento--creen que el tema de la raza fue "dado más atención de lo que merece" en explicar lo ocurrido.
Cualquiera que haya solidarizado con las protestas en Ferguson encontrará que este resultado, chocante y deprimente, refleja el duradero enraizamiento del racismo en EE.UU. Pero no debe sorprendernos tras la implacable retórica de los medios y líderes políticos acerca de cómo vivimos en una sociedad "post-racial", donde la discriminación institucional es una cosa del pasado, sobre todo ahora que un afroamericano es el presidente del país.
Esto demuestra que el mero hecho de exponer el racismo y sus consecuencias a la luz del día no es suficiente. Tenemos que organizar en todos los frentes --ideológico, activista o de otra manera--para mantener a raya el prejuicios y la intolerancia.
Pero además, debemos recordar que la polarización trabaja en dos direcciones. A lo largo del país, hay millones de personas, incluyendo un número significativo de personas de raza blanca, que nunca van a pensar en la violencia policial y el racismo de la misma manera después de Ferguson --al igual que nunca olvidarán el nombre de Trayvon Martin. Y por lo menos algunos de ellos llegarán a la conclusión, si ya no lo han hecho, de que hay que hacer algo.
A la luz de la respuesta de los líderes políticos negros, oscilando entre decepcionantes llamados a la "paz" en cara de la violenta represión policial y la sencillamente insultante lección de Barack Obama de que ahora es el momento de "escuchar y no sólo gritar", la rebelión de Ferguson ha sido una llamada de atención entre los afro-americanos.
Vigilias y acciones de solidaridad --a menudo llamadas a la carrera, a veces por personas que nunca antes habían organizado algo así--atrajeron a decenas y centenares en diferentes lugares, e incluso a millares en algunas ciudades. Además de su importancia en la continua batalla sobre cómo Ferguson será definido en el debate en curso, estas demostraciones de solidaridad pueden ayudar a construir relaciones a largo plazo entre individuos y grupos que pueden ayudar a responder a la violencia racista con mayor fuerza y mejor organización en el futuro.
EN ESTE sentido, una de las respuestas más alentadoras a los eventos en Ferguson ha sido el número de organizaciones políticas y activistas que se identifican de forma explícita con la lucha contra el racismo y la conectan a sus propias luchas a largo plazo.
Por supuesto, fue necesario sólo echar un vistazo a las imágenes de cada noche de las calles de Ferguson --sofocadas con gases lacrimógenos y repletas de policías vestidos con corazas que llenarían de envidia a las tropas de asalto imperiales de Star Wars--para que los palestinos reconocieran los paralelismos entre la ocupación israelí y la ocupación policial de Ferguson.
Desde Gaza, Cisjordania y doquiera ellos residen, activistas e intelectuales palestinos firmaron una poderosa declaración de apoyo a los manifestantes en Ferguson. Y en St. Louis, el sobreviviente del Holocausto y veterano activista en favor de los derechos palestinos, Hedy Epstein, estuvo entre los arrestados en un acto de desobediencia civil en la oficina del gobernador de Missouri, Jay Nixon. "Es el mismo tipo de violencia que he observado cuando estuve en la Palestina ocupada por Israel", dijo Epstein.
Otro ejemplo es 350.org, una organización que lucha por la justicia climática, la cual dio a conocer un comunicado de "solidaridad con aquellos en Ferguson, Missouri, que protestan por el balaceo del adolescente negro desarmado Mike Brown --y llamamos al movimiento climático a estar con nosotros. Creemos inequívocamente que trabajar por la justicia racial es una parte crucial de la lucha contra el cambio climático".
La toma de esta postura fue sin precedentes para 350.org, que fue formado por progresistas que sentían la necesidad urgente de activismo de base en torno a la cuestión del cambio climático. Es un desarrollo muy importante en un movimiento en que otras organizaciones liberales del establecimiento tienen una historia de restar importancia a, o ignorar por completo, la cuestión del racismo ambiental.
Vale la pena señalar que 350.org pudo no haberse movido de una simpatía tácita con las protestas en Ferguson al apoyo público sin la intervención de Dierdre Smith, coordinadora de asociación estratégica del grupo.
En su blog, Smith explicó que se hizo la conexión entre el asesinato policial de Ferguson y su trabajo como activista por la justicia climática gracias a su trabajo como ambientalista tras el desastre del Katrina. "Cuando una crisis golpea", escribió Smith, "el racismo subyacente en nuestra sociedad surge a la superficie de manera muy clara. Más que todo, el cambio climático trae claridad de las crisis persistentes y superpuestas de nuestro tiempo."
SMITH ESTABA haciendo eco del principio de solidaridad en el corazón de toda gran lucha social, expresado por Martin Luther King Jr. en las famosas palabras de su "Carta desde la cárcel de Birmingham": "Una injusticia en algún lugar es una amenaza a la justicia por doquier."
También vale la pena señalar la importancia de individuos como Smith en la lucha de hoy. En el curso de los movimientos y campañas no está pre-determinado que las luchas hagan conexiones entre sí, sino que es impulsado por las ideas y acciones de seres humanos reales.
Puede que Ferguson no sea recordado como otro Montgomery o Watts --levantamientos que ahora sabemos anunciaron la cristalización de un movimiento de masas. Pero aunque se queden cortos, Ferguson y más amplio el sentimiento de solidaridad pueden llevar nuestra lucha adelante --no sólo en el tema específico de la violencia policial y el racismo, sino como parte de un desafío más amplio al sistema mismo que los produce, además de la guerra imperialista y los conflictos sectarios, y la devastación ambiental.
Frente a un mundo así, la visión de una sociedad completamente diferente, basada en la solidaridad y la lucha, es tan relevante como lo ha sido siempre.
En el corazón del socialismo yace la idea de que los males de esta sociedad están conectados en su origen: el sistema capitalista, dominado por una pequeña minoría cuya prioridad es aumentar su propia riqueza y poder. Por ello necesitamos conectar todo lo que es positivo en el mundo: las luchas que ofrecen una alternativa diferente.
Las muchas luchas en las que estaremos involucrados este otoño --contra el racismo y la brutalidad policial; en solidaridad con Palestina; para salvar al planeta del cambio climático--son de vital importancia.
Estamos comprometidos a ser parte de ellas, pero también necesitamos algo más: educarnos en la historia de las luchas de otrora; discutir las muchas cuestiones políticas que se intersectan hoy; construir experiencias comunes y el potencial de atraer mayores números a nuestras luchas.
Además de todo el activismo en que estaremos involucrados este otoño, la Organización Socialista Internacional celebrará además reuniones y discusiones sobre el socialismo: nuestra tradición, cómo los revolucionarios se organizan y más. Esperamos que nuestros lectores participen en estas discusiones sobre la construcción de una alternativa socialista.
Después de todo, tenemos un todo mundo que ganar.
Traducido por Orlando Sepúlveda