La vil conquista de Palestina

July 20, 2012

Los asentamientos ilegales de Israel en los territorios ocupados--y la tolerancia del gobierno de EE.UU.--son un buen ejemplo del viejo principio colonialista, la fuerza hace el derecho.

EL PROYECTO de expansión colonial de Israel ha sido puesto una vez más en la escena internacional por el reporte de un comité que recomienda la legalización de los asentamientos judíos en Cisjordania.

Afirmando que Israel no es una fuerza de ocupación en Cisjordania, el informe Levy (nombrado así por quién encabezó el comité de tres miembros que lo produjo, Edmund Levy, un ex juez del Tribunal Supremo israelí) contradice décadas de fallos judiciales israelíes, un substancial legado del derecho internacional, y las resoluciones de las Naciones Unidas. Su consecuencia práctica es que Israel no enfrentaría ningún tipo de obstáculo legal para anexar los asentamientos o construir nuevos.

Esta desestimación de décadas de precedentes legales ha causado una ola de alarma entre los políticos de Israel y Estados Unidos--no porque se oponga a la continuación del proyecto colonial israelí, por supuesto, sino por la vergonzosa atención que atrae a la negación de los derechos básicos de unos 2.5 millones de palestinos que habitan Cisjordania, al este de Palestina.

An Israeli girl walks past an illegal outpost of the Jewish settlement of Avnei Hefetz in the West Bank

"No aceptamos la legitimidad de la continua actividad de los asentamientos israelíes, y nos oponemos a cualquier esfuerzo por legalizarlos", dijo un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., días antes de que la Secretaria de Estado Hillary Clinton viajara a Israel.

El gobierno de Estados Unidos ha oficialmente opuesto los asentamientos israelíes durante el así llamado "proceso de paz" que se inició hace casi 20 años. Sin embargo, Washington continuó dando, cada año, miles de millones de dólares en ayuda a Israel, a pesar de la masiva expansión de estos.

En Israel, hay también oposición al reporte, pero tiene un carácter racista explícito. "Los asentamientos israelíes en zonas pobladas por árabes, como respuesta a sus ataques contra nosotros, podría traer un amenazante cambio demográfica, es decir, pone en peligro la mayoría judía en Israel", dijo el presidente israelí Shimon Peres. "[S]in una mayoría judía, hay dudas de que el Estado judío se mantenga judío".

Así, mientras el consenso entre los líderes políticos de EE.UU. e Israel es oponerse al informe Levy, la estrategia israelí sigue siendo la misma que el reporte trata de justificar: extender su control colonial sobre cada vez más tierra y negar los derechos básicos de los habitantes indígenas de esa tierra.

Este es el punto crucial del sistema apartheid israelí y motivo fundamental de la creciente campaña mundial de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel. Contrario a lo que se esperaba, la administración Obama no ha abierto una nueva era para la política de EE.UU. en el Medio Oriente, sino que ha mostrado la misma dedicación para apoyar al sionismo como sus predecesores. Esto hace del fortalecimiento del movimiento BDS aún más esencial para lograr una Palestina libre.


EL PROBLEMA que los partidarios de Israel tienen con el informe Levy no es su objetivo--la expansión de asentamientos judíos en Cisjordania--sino la estrategia para lograrlo. Al tirar por la borda precedentes legales establecidos, las recomendaciones del informe pone Israel en una maraña de contradicciones.

Por ejemplo, si Israel no es una fuerza de ocupación, entonces toda la tierra que tomó en Cisjordania sobre la base de "necesidad militar", en virtud del 4° Convenio de Ginebra, fue obtenida indebidamente. Sin embargo, según David Kretzmer, profesor israelí de derecho internacional y autor de la Ocupación de la Justicia: La Corte Suprema de Israel y los Territorios Ocupados, esto es sólo un aspecto del problema:

El informe Levy se queja de la inequidad entre palestinos e israelíes. El informe cita la Ley Básica de Israel. Pero la verdadera inequidad en Cisjordania es que los colonos israelíes tienen derechos políticos en el Estado que controla sus vidas, y los palestinos no. Esta es una de las bases para la afirmación de que el sistema allí cuenta con los elementos de apartheid. Si acepta el informe Levy, el gobierno ya no será capaz de responder a esto con el argumento de que el territorio está sujeto a un régimen temporal de ocupación beligerante. El gobierno israelí tendrá que reconocer que el apartheid está vivo y coleando, o tendrá que ampliar los derechos políticos a todos los residentes palestinos de la Cisjordania.

La ampliación de los derechos políticos de los palestinos es precisamente la "amenaza demográfica" que el establecimiento sionista no puede tolerar. En un debate con el lacayo pro-israelí Jonathan Tobin en Democracy Now!, el autor y activista palestino Ali Abunimah ilustró este punto así:

La declaración [de Shimon Peres] llamando a los bebés palestinos una amenaza demográfica en realidad revela el racismo, tipo Jim Crow, en la médula de la ideología sionista, que considera la mera existencia de bebés palestinos en su tierra natal una amenaza para Israel. ¿Cómo pueden los palestinos reconocer y dar legitimidad a una entidad que considera su mera reproducción como seres humanos una amenaza mortal?

Es hora de que el Sr. Tobin, y todos los fans de esta tiranía racista y Jim Crow, abanderar sus supuestos valores liberales y progresistas, y oponerse al apartheid israelí, y aceptar lo inevitable, esto es--al igual que en el sur [de EE.UU.] con Jim Crow, al igual que el Apartheid en Sudáfrica--algún día habrá igualdad de derechos para todo el mundo entre el río y el mar.


EL CRECIMIENTO de los asentamientos israelíes ha sido increíble. En 1972, había cerca de 10.000 colonos judíos viviendo en Cisjordania, incluyendo Jerusalén oriental. En el 2012, hay más de 500.000. Todo esto, a pesar del hecho que la 4° Convención de Ginebra prohíbe explícitamente a las potencias ocupantes "transferir parte de su propia población civil al territorio ocupado".

A lo largo de todo ese período, Israel ha sido el mayor receptor de ayuda exterior de Estados Unidos y el gobierno de Obama ha continuado esta tendencia. Esto es algo para recordar la próxima vez que la extrema derecha denuncié a Obama como "anti-israelí".

En el 2010, la administración Obama pidió a Israel extender su moratoria para construir asentamientos durante dos meses, a cambio de la actualización de sus sistemas de armas, aún más ayuda militar y financiera, y una promesa de vetar cualquier resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el conflicto palestino- israelí durante un año completo. El primer ministro Netanyahu rechazó esta oferta.

O sea, EE.UU. ofreció a Israel un montón de favores económicos y políticos para dejar de violar el derecho internacional por sólo dos meses, e Israel dijo: no, gracias. Obama silenció sus demandas.

Así, no debiera ser sorpresa alguna que Israel haya crecido su descaro en su afán por colonizar la Cisjordania. Algunas de sus atrocidades más recientes incluyen la confiscación de tanques de agua de los que decenas de familias dependen para beber e irrigar, el establecimiento de la primera universidad israelí en un asentamiento y la continua construcción del Muro del Apartheid. Esto a pesar del fallo de la Corte Internacional de Justicia del 2004 ordenando su desmantelamiento, según el cual:

La Corte considera que la construcción del muro, y el régimen asociado a ello, crean un 'hecho consumado' en el terreno que bien podría convertirse en permanente, en cuyo caso, y a pesar de la caracterización formal por parte de Israel, esto equivaldría a una anexión de facto... Esa construcción, junto con las medidas tomadas con anterioridad, impide gravemente el ejercicio del derecho a la libre determinación del pueblo palestino.


EL LEVANTAMIENTO árabe, que comenzó hace más de un año, depuso dictadores por mucho tiempo respaldados por EE.UU. en Túnez y Egipto. Sin embargo, durante su reciente viaje a Egipto, Hillary Clinton dijo que recibió la promesa del recién electo presidente Mohamed Morsi de continuar el sitio de Gaza, impuesto por Israel y EE.UU., pero posible sólo a la complicidad de Egipto. Si el bloqueo continúa, también lo hará la crisis humanitaria que se apodera de la densamente poblada faja de tierra.

La negativa Morsi para sustentar la opinión de la inmensa mayoría en Egipto de poner fin al asedio muestra que ganar la igualdad de derechos para los palestinos depende del continuo crecimiento del movimiento global BDS. Su éxito más reciente fue la aprobación este mes por la Iglesia Presbiteriana de una resolución que pide a todas las naciones "prohibir la importación de productos fabricados por las empresas en los asentamientos israelíes en tierra palestina".

El Comité Nacional Palestino BDS acogió con satisfacción este desarrollo:

La enérgica resolución también hace un llamamiento a todos los países de prohibir la importación de dichos productos hasta que los palestinos sean capaces de realizar sus derechos y alcanzar la independencia. Esta decisión marca un importante hito en la marcha de las principales iglesias de EE.UU. hacia hacer Israel responsable de su ocupación, la violación del derecho internacional y la negación del derecho de los palestinos a la autodeterminación.

Unas semanas antes, la campaña liderada por Voces Judías por la Paz, presionando al gigante de las pensiones TIAA-CREF a desinvertir fondos de empresas que se benefician de la ocupación ilegal de Israel, obtuvo una gran victoria cuando la compañía vendió más de $72 millones en acciones de Caterpillar, la que suministra el ejército israelí con excavadoras especialmente equipadas utilizadas en la demolición de viviendas palestinas en Cisjordania.

La Primavera Árabe ha debilitado una serie de regímenes autoritarios aliados a Estados Unidos en el Medio Oriente, haciendo que Washington dependa aún más de Israel como su principal aliado en una zona rica en petróleo y críticamente estratégica. Con la creciente crisis en Siria y la intimidación israelí y estadounidense contra Irán, EE.UU. parece destinado a continuar su apoyo a Israel a cualquier precio.

Pero en sus siete años, el movimiento BDS ha ganado un número increíble de victorias, especialmente si se compara al fracaso de las dos décadas del "proceso de paz" negociado por Estados Unidos. El continuo crecimiento de este movimiento es esencial--no sólo para la justicia para los palestinos, sino como parte de una lucha más amplia para desafiar la dominación de EE.UU. en todo el Medio Oriente.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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