Luchando por todos nosotros

September 14, 2012

La huelga de los maestros chicagüenses forma parte de una lucha mayor en defensa de la educación pública.

DURANTE AÑOS, los maestros de las escuelas públicas y sus sindicatos han sufrido un ataque bipartidista sobre sus derechos, sus condiciones de trabajo, competencia y compromiso--todo ello, supuestamente, en nombre de "lo mejor para los estudiantes".

Pero esta semana en Chicago, son los maestros los que se han alzado por lo que realmente es mejor para los estudiantes: total financiamiento para las escuelas públicas, y docentes cualificados y bien remunerados. Los 26 mil miembros del Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés) han dicho NO a las calumnias en su contra, NO a la negligencia de las escuelas públicas, y NO a hacer de la educación un negocio.

Su valor y determinación les ha ganado la simpatía y el apoyo generalizados, según las encuestas de opinión pública. A pesar de que duramente pasa el cedazo de los medios corporativos afines a las autoridades de la ciudad, el espíritu solidario con los maestros es palpable para cualquiera que haya visto un piquete de huelga, o que se haya unido a las masivas manifestaciones convocadas por la CTU que pintan el centro de Chicago de rojo cada día.

The 26,000 members of the Chicago Teachers Union are leading the fight for our schools

Así, la huelga docente en Chicago es otro en una serie de levantamientos populares que han cristalizado la amargura contra el sistema gobernado por el 1 por ciento; desde la ocupación del Capitolio de Wisconsin en defensa de los derechos sindicales, al movimiento Ocupa Wall Street que se extendió desde Nueva York a todo el país, y a las protestas anti-racistas tras el asesinato de Trayvon Martin, este año.

Aunque estas luchas pueden tener diferentes orígenes y objetivos, están unidas de una manera fundamental: ellas representan una nueva resistencia al status quo del poder supremo de las corporaciones y de líderes políticos tratando de sacrificar al trabajador.


LA HUELGA de la CTU ha tocado una fibra en la clase obrera de Chicago. Las demandas por mejores salarios, seguridad laboral, adecuada dotación de personal y mejores condiciones de trabajo, son sentidas por todo aquel familiar con cómo las escuelas públicas de Chicago lucen por dentro. Algo de lo que el alcalde Rahm Emanuel y su junta escolar de multimillonarios, como la heredera de los hoteles Hyatt, Penny Pritzker, saben absolutamente nada.

Los auto-nominados "reformadores" buscan lo opuesto de lo necesario para dar a los estudiantes las escuelas que merecen. Ellos quieren cerrar escuelas; transferir más recursos a las escuelas chárter para abrir oportunidades de negocios a sus socios, dejando podrir el resto del sistema escolar público; y, sobre todo, destripar el poder del sindicato de maestros resistiendo su agenda.

Los deformadores corporativos quieren poner fin a la educación pública como la conocemos.

Pero las fanfarronadas Emanuel sólo han indignado a los maestros y sus partidarios. No fue sorpresa que el grito más popular en la masiva marcha del primer día de huelga, cuando cerca de 50 mil personas inundaron el centro de la ciudad, fue simplemente: "¡Hey hey, ho ho, Rahm Emanuel debe partir!".

Es revelador que la derecha reaccionaria es la más ferviente partidaria del asalto contra la CTU, como el candidato a la vicepresidencia del Partido Republicano, Paul Ryan, quien rotundamente aplaudió la postura del alcalde Rahm Emanuel, diciendo a los reporteros:

Rahm y yo no estamos de acuerdo en todos los temas o en un montón de temas, pero el alcalde Emanuel tiene razón al decir que hoy en día esta huelga del sindicato de maestros es innecesaria e incorrecta. Sabemos que Rahm no va a apoyar nuestra campaña, pero en este tema y en este día, apoyamos al alcalde Rahm Emanuel.

Es fácil entender por qué el republicano Ryan loa al demócrata Emanuel si nos fijamos en la agenda que el alcalde y su designada junta están empujando. En uno de los temas más polémicos de la huelga, por ejemplo, la ciudad quiere basar la remuneración y seguridad laboral de los maestros en el resultado de los estudiantes en las pruebas estandarizadas, no en su experiencia o preparación académica.

Como Karen Lewis, presidente de CTU--quien, a diferencia de los líderes políticos y funcionarios públicos que con tanta facilidad juzgan a los maestros, de hecho ha enseñado en las escuelas públicas--dijo en la víspera de la huelga:

Hay demasiados factores que escapan a nuestro control y que tienen un impacto en cómo algunos de nuestros estudiantes desempeñan en las pruebas estandarizadas... la pobreza (de la que nadie quiere hablar), exposición a la violencia..., la falta de vivienda, el hambre y otros problemas sociales más allá de nuestro control. Evalúennos por lo que hacemos, no por la vida de nuestros estudiantes que nosotros no controlamos.


LA VISIÓN que Rahm tiene para las escuelas de Chicago no es sólo suya. El ataque contra los maestros del tercer distrito escolar más grande del país es sólo uno entre los muchos que la educación pública ha sufrido en todo el país.

La diferencia en Chicago es que el liderazgo y la base de la CTU están haciendo frente al desafío, mientras otros líderes sindicales han optado por compromisos y concesiones a la lógica de la "reforma escolar", debilitando sus sindicatos y dejando las escuelas en peor condición.

Por ejemplo, la Federación Americana de Maestros (AFT, por sus siglas en inglés), a la cual CTU también pertenece, ha acordado varios contratos que debilitan las normas sobre la tenencia. En respuesta a las críticas de que la CTU "resiste el cambio", Randi Weingarten, presidente de la AFT dijo al New York Times: "Ha habido un gran cambio. Tenemos un montón de sindicatos de maestros y sus distritos trabajando juntos como nunca antes...".

Pero eso duramente es un motivo de orgullo.

La CTU ha tomado un camino diferente: Luchar por los maestros y estudiantes, sin comprometer sus derechos. Como la educadora, y crítica a las "reformas", Diane Ravitch escribió:

El gran punto de tener Karen Lewis ahí es que cada maestro en América sabe que ella se mantendrá fuerte por ellos. Ella no los venderá. Y ella no va a vender a los niños. Ella sabe que las condiciones de trabajo de los docentes son las condiciones de aprendizaje del estudiante.

Tanto Rahm y Penny [Pritzker] saben eso también. Es por eso que no envían a sus hijos a las escuelas de las que son responsables. Ellos envían a sus hijos a una escuela con clases pequeñas, muchas artes y educación física, una gran biblioteca, maestros experimentados y un plan de estudios completo. La escuela donde envían a sus hijos no da pruebas estandarizadas y no evalúan a los docentes por resultados de los estudiantes en ellas.

Algunos parecen esperar a que Barack Obama intervenga frente a su ex jefe de personal. Sin embargo, la dedicación a la agenda de la deforma escolar corporativa viene desde la Casa Blanca misma.

El asalto contra la educación pública en Chicago comenzó con Renacimiento 2010, una iniciativa lanzada en 2004 por el alcalde Richard Daley para cerrar escuelas barriales, abriendo en ellas escuelas chárter e imponiendo pruebas estandarizadas. Renacimiento 2010 fue la creación del entonces CEO de las Escuelas Públicas de Chicago, Arne Duncan, quien ahora es el Secretario de Educación de Obama.

En 2008, Duncan empacó su plan y se lo llevó a Washington donde creó Carrera a la Cima, un plan en el cual los estados pueden competir por escasos fondos federales para la educación, si legislan en favor del cierre de "escuelas fallidas", la expansión de las escuelas chárter, y la evaluación docente basada en pruebas estandarizadas.

En otras palabras, el plan Emanuel para las escuelas de Chicago es también el plan Obama para las escuelas del país.

Eso quedó claro en la Convención Nacional Demócrata a principios de este mes, en Carolina del Norte, en la que Emanuel--en medio de su ataque contra los maestros de Chicago--tuvo un lugar destacado.

En la convención, los alcaldes pro reforma empresarial, Antonio Villaraigosa de Los Ángeles, Cory Booker de Newark, NJ., y Kevin Johnson de Sacramento, California, participaron junto a la ex Concejera de Educación de Washington, DC, la anti-sindicalista Michelle Rhee, y Ben Austin del grupo anti-maestros Revolución de Padres. La convención también contó con el pre-estreno de la película No Marcha Atrás, una despreciable calumnia a los maestros patrocinada por el grupo anti-sindical Demócratas por la Reforma Educativa.

Como la contribuyente a Notas Laborales, Teresa Moran, escribió en un artículo exponiendo la relación entre la deforma escolar pro empresarial y los demócratas:

Para quienes observan, ven la huelga como un momento decisivo para los demócratas--"¿De qué lado estás?". Por un lado está el sindicato de maestros, que dice que clases demasiado grandes, escasos servicios escolares y poco apoyo para los docentes son los problemas. Por otro lado están los traficantes de educación corporativa, quienes culpan a los malos maestros.

"Hay dos grupos distintos con objetivos contrapuestos, y nosotros vamos a poner eso de relieve con una huelga. No se puede pasar por alto muy fácilmente", dice Bill Lamme, un maestro de secundaria en el sistema escolar público de Chicago.

Hace casi cinco años, el candidato presidencial Barack Obama prometió a una multitud de partidarios en Carolina del Sur:

Si a los trabajadores estadounidenses se les está negando su derecho a organizarse y negociar colectivamente, cuando yo esté en la Casa Blanca voy a ponerme un par de zapatos cómodos. Voy a caminar el piquete con ustedes como Presidente de los Estados Unidos de América. Dado que los trabajadores tienen derecho a saber que alguien está con ellos en su esquina.

Hasta el momento, nadie ha visto al presidente en los piquetes de Chicago.

A ningún político se le debe permitir afirmar ser pro-unión y pro-reforma escolar al mismo tiempo. Porque en realidad, la reforma escolar es un ataque a nuestros sindicatos y un ataque a nuestras escuelas.

Si las escuelas públicas sobreviven y prosperan, será el resultado de maestros, padres de familia y estudiantes, juntos de pie, haciendo retroceder este asalto. Es por eso que la huelga de maestros en Chicago es parte de una lucha mayor por el futuro de la educación pública. Como José, un veterano de la huelga docente de Chicago en 1987, explicó: "Lo que nos quiten nunca volverá. Así que es mejor ponerse de pie. Hay que mantenerse firme y no ceder".

Traducido por Orlando Sepúlveda

Further Reading

From the archives