Ébola, racismo y pobreza
Necesitamos un sistema de atención de la salud que ponga a los pacientes y trabajadores por delante --además de una masiva ayuda financiera y médica a África.
"YO SOY Nina Pham". "Yo soy Amber Vinson". Las pancartas que el Sindicato Nacional de Enfermeras Unidas (NNU, por sus siglas en inglés) está distribuyendo por la internet y a sus miembros en plantones y piquetes capturan la urgente necesidad de la solidaridad necesaria para enfrentar la amenaza mortal que supone el ébola y para contrarrestar el racista juego de la culpa practicado por los políticos y los comentaristas mediáticos.
En EE.UU., la derecha está utilizando la crisis del ébola para empujar una agenda reaccionaria, incluyendo políticas xenofóbicas de control fronterizo que no tienen nada que ver con la salud pública. Mientras tanto, la administración Obama supervisa una burocracia federal que ha demostrado su completa ineptitud en aplicar políticas que protejan a los trabajadores de salud, como las dos enfermeras de Dallas, Nina Pham y Amber Vinson, que han contraído el virus.
La epidemia es mucho más graves en África, donde miles de personas ya han muerto de ébola. Para ellos, la clase política en Estados Unidos sólo tiene respuestas despiadadas, del histérico llamado de los conservadores a prohibir los viajes desde los países afectados, al despliegue de tropas militares, no de personal médico, ordenado por la "liberal" administración Obama con el fin de reforzar la presencia estadounidense en la región.
La crisis del ébola no será resuelta por diatribas racistas, cierres de frontera o aumentado el poder militar yanqui en África. Una ayuda real para los países que sufren la peor parte de la epidemia --y cambios reales en nuestro sistema de salud para que responda a las necesidades de aquellos con más carestías--sólo ocurrirá cuando la gente común rechace el miedo y la histeria de los líderes políticos, y luche por soluciones reales.
ESTE ES el peor brote de ébola nunca registrado y ha devastado grandes zonas de África occidental, especialmente a las naciones de Sierra Leona, Liberia y Guinea.
Según las estadísticas oficiales, más de 9.000 personas han sido infectadas, y más de 4.500 han muerto--y estos estimados son bajos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas infectadas se duplica cada mes. A partir del 1° de octubre, un tercio de todos los casos de ébola documentados, desde 1976, se registraron en el mes de septiembre.
La magnitud de la crisis en África occidental fue dramatizada en una escena descrita por un reportero para NBC News: un niño pequeño, infectado con ébola, sentado solo en un callejón lleno de gente, con aquellos que le rodeaban temerosos de tocarlo.
Eso debería poner el impacto del ébola en EE.UU en perspectiva, donde un paciente en Dallas, Thomas Duncan, ha sido la única persona en morir por el virus, y dos enfermeras que lo trataron lo contrajeron. Pero, por supuesto, el alarmismo de los charlatanes políticos y los medios de comunicación ha superado una discusión racional.
Para la derecha, el ébola es una oportunidad para ganar puntos políticos baratos. En Fox News, el "psiquiatra" y vocero conservador Keith Ablow, miembro del "equipo médico A" de la red, afirmó que Barack Obama no estaba tomando las medidas necesarias contra el ébola, como cerrar las fronteras de Estados Unidos a todos los viajeros procedentes de África occidental, porque... bueno, Obama odia a América. "Es psicológicamente difícil defender y proteger a un país al que se la quieres dar", dijo Ablow.
Su colega Laura Ingraham no estuvo de acuerdo. Ela dijo que Obama tenía demasiado amor como para poner en práctica la prohibición de viajes... amor por África, eso es. "Si unos pocos estadounidenses deben morir para hacer las vidas africana mejor, entonces, así sea", espumó Ingraham.
Estos cerdos al menos tomaron una posición y asumieron sus consecuencias. El líder minoritario del Senado Mitch McConnell dijo primero a NBC News que la gente debe escuchar a los "expertos" que en repetidas ocasiones han dicho que la restricción de viajes no detendría la enfermedad, sino al contrario, pero luego dijo a una estación de noticias de Kentucky el día siguiente: "No soy un experto en esto, pero se me ocurre que sería una buena idea de suspender los vuelos a Estados Unidos desde esa parte del mundo".
Los estridentes llamados a una prohibición de viajar no tienen nada que ver con "la protección de Estados Unidos", y todo que ver con batir seguridad fronteriza como un modo de ganar votos en las próximas elecciones. Como si su frenesí contra "ilegales" e "ISIS" no es suficiente, la derecha tratará de explotar ahora el ébola.
El pánico resultante ha creado víctimas reales. Como los dos niños en New Burlington, New Jersey, a los que se les prohibió seguir asistiendo a su escuela primaria Howard Yocum porque su familia proviene de Ruanda, un país que, como Salon.com señaló, está tan lejos del más cercano país africano con casos de ébola, como Seattle, Washington, está de Filadelfia, Pittsburg.
Mientras tanto, ThinkProgress.org reportó que en Hazelhurst, Mississippi, los apoderados sacaron a sus hijos de la escuela secundaria del pueblo después de enterarse que el director Lee Wannik había viajado a Zambia para el funeral de su hermano, aún más lejos de las zonas golpeadas por el ébola que Ruanda. Wannik se vio obligado a tomar vacaciones pagadas para disipar los temores de los padres.
Y si usted piensa que el fanatismo se limita a remansos rurales o pueblerinos, vea la reciente portada de la revista Newsweek ofreciendo la foto de un chimpancé, con el titular "Una puerta trasera para el ébola: contrabando de carne de animales salvajes podría desatar una epidemia de Estados Unidos". Esta mugre racista fue publicada por una revista nacional de "noticias" a pesar de que los funcionarios de salud dicen que el riesgo de transmisión de ébola por comer carne de animales es casi nulo, que el consumo de carne de chimpancé no es común en las regiones afectadas por el ébola, y que el brote no tiene nada que ver con la carne de animales.
No crea que la histeria racista se limita a los republicanos, tampoco. Ellos son los peores malhechores, pero el Washington Post provee una lista de demócratas que se han unido a pedir una prohibición de viajes desde y hacia el oeste de África, incluyendo la senadora Kay Hagan de Carolina del Norte, las diputadas Tulsi Gabbard de Hawai y Michelle Nunn de Georgia, todas en contiendas electorales este noviembre.
TRES SEMANAS después que Thomas Duncan fue diagnosticado con ébola, está claro que el verdadero motivo de alarma en EE.UU. no tiene nada que ver con los viajeros africanos. La verdadera amenaza es el sistema de atención de salud con fines de lucro.
De acuerdo con expertos en salud pública, la prohibición de viajar y el cierre de fronteras harán la epidemia peor: impactando negativamente las economías de los países más afectados, dificultando la capacidad de los trabajadores de la salud para viajar y realizar un seguimiento de la propagación de la enfermedad; y obligando a gente que pudiera estar infectada a viajar clandestinamente.
Como Lawrence Gostin, director del Centro Colaborador en Ley de Salud Pública y Derechos Humanos de la OMS, dijo al Washington Post:
Es una visión del siglo 18 que de alguna forma puedes envolver toda una región del mundo en celofán y mantener los gérmenes fuera. No trabaja de esa manera, ya que nunca ha funcionado. Los gérmenes no respetan fronteras. Ellos cruzarán fronteras, van a ir por otros medios, se les dará un mayor incentivo para salir, y que obtendrán más personas infectadas. Se impedirá suministros médicos, alimentos, asistencia humanitaria. Sería agravar una crisis sanitaria y humanitaria. No podríamos hacer nada peor.
Incluso los chequeos públicos en los aeropuertos de Estados Unidos, que Centro para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recientemente instituyo para los pasajeros procedentes de países de África occidental, harán poco excepto costar millones de dólares. Por ejemplo, Thomas Duncan no hubiera sido identificado como portador del virus, ya que por toda cuenta, él no mostraba ningún síntoma cuando llegó a Estados Unidos.
Sería mucho mejor entregar ese dinero a los países afectados con ébola en África, en forma de ayuda médica y suministros. Por ejemplo, Cuba envió 90 médicos a África Occidental para luchar contra el ébola, por el contrario, la administración de Obama no ha enviado médicos, sino los soldados a África.
PERO QUÉ hay con el sistema de salud estadounidense. Una pregunta perdida en el frenesí racista de los medios de comunicación es una muy aguda: ¿Tuvo que morir Thomas Duncan?
La culpa ha sido apilada sobre el propio Duncan por haber viajar mientras estaba infectado con ébola, pero no es claro que él sabía que había estado expuesto a la enfermedad cuando primero buscó tratamiento médico en el Hospital Presbiteriano de Texas, en Dallas el 25 de septiembre, seis días después llegar a EE.UU.
Lo que está claro es que a Duncan, en su primera visita al hospital, le dieron una inútil receta de antibióticos y una recomendación para tomar Tylenol. Los funcionarios del hospital aún no han explicado completamente por qué, pero puede haber tenido algo que ver con el hecho de que él era un inmigrante no asegurado buscando tratamiento en un sistema de salud con fines de lucro.
Señalando que su tío "era un hombre de color, sin seguro de salud y sin medios para pagar el tratamiento," el sobrino de Duncan Josephus Weeks escribió y envió un artículo al The Dallas Morning News:
Thomas Eric Duncan fue víctima de un sistema que no funciona. La gran pregunta sin respuesta sobre la muerte de mi tío es por qué el hospital envió a casa a un paciente con fiebre de 103 grados y dolores de estómago que había estado recientemente en Liberia --y les dijo que acababa de regresar de Liberia explícitamente debido a la amenaza del ébola.
Algunos especulan que esto fue un fracaso de los sistemas de comunicación interna. Otros han especulado que los antibióticos y el Tylenol son el protocolo estándar para un paciente sin seguro. El hospital no se ha pronunciado.
Como un estudiante de medicina de Galveston, Texas, explicó recientemente en el Texas Observer, la idea de que las personas sin seguro--que constituyen el 25 por ciento de los residentes de Texas--puedan buscar tratamiento en las salas de emergencia si se ponen realmente mal es llanamente erróneo. Las salas de emergencias sólo se tienen la obligación de "estabilizar" a los pacientes, dijo el estudiante de medicina: "Sólo tienen que parcharlo hasta el punto de que no se esté muriendo. Además, los hospitales cobran por el cuidado de emergencia, y suelen enviar a los pacientes a colectores cuando no pueden pagar".
En cuanto a las enfermeras Nina Pham y Amber Vinson, varios informes las han culpado por contraer el virus, por supuestamente no haber seguido los protocolos de descontaminación después de tratar a Duncan. Pero NNU y otros están planteando inquietantes interrogantes acerca de si el hospital tenía el equipo de protección adecuado para las enfermeras o y si se les había dado entrenamiento adecuado para usarlo.
Abby Norman, un trabajador de la salud en Maine que ha recibido formación en procedimientos de materiales peligrosos, escribió para el Huffington Post que el proceso no sólo es riguroso, sino además físicamente agotador. Como Norman escribió:
La verdad es que, en términos de virología, el ébola no debe ser una amenaza para los ciudadanos estadounidenses. Tenemos agua limpia. Tenemos información. Tenemos los medios para educarnos, practicar los procedimientos de lavado de manos, protegernos con trajes especiales. Los investigadores de enfermedades del CDC fueron enviados a Dallas casi inmediatamente a trabajar en primera línea para identificar aquellos que pudieran estar en riesgo, que podrían haber estado expuestos. Tenemos la tecnología, y ciertamente tenemos el dinero para mantener el ébola a raya.
Lo que no tenemos es la comunicación. Lo que no tenemos es un sistema de salud que valore el cuidado preventivo. Lo que no tenemos es la igualdad de condiciones entre las enfermeras y los médicos y profesionales de la salud y los pacientes. Lo que no tenemos es una cultura de salud en la que trabajamos en simbiosis unos con otros y con la tecnología creada específicamente para llenar los vacíos de comunicación, pero que en tantos modos fracasaron.
Afortunadamente, los mítines y las conferencias telefónicas nacionales celebradas por la NNU están inyectando un poco de racionalidad en el actual debate sobre cómo proteger a los pacientes y trabajadores de la salud. Como NNU ha clarificado, no necesitamos hacer chivos expiatorios de pacientes y trabajadores, sino todo lo contrario, aquí en el país, un sistema de atención de la salud transformado para proteger a pacientes y trabajadores de la salud; y en África, un masivo flujo de ayuda financiera y médica que ayuden a superar la falta de recursos que ha frustrado el progreso en detener la epidemia de ébola.
EN ÁFRICA, la principal culpable de la propagación del ébola es bien conocida: la pobreza.
El ébola no es fácil de atrapar. Se transmite a través del contacto con los fluidos corporales de un paciente infectado que ya tiene síntomas de la enfermedad. Sin embargo, el último brote de esta cepa particularmente virulenta del ébola se ha extendido rápidamente a causa de las estrechas condiciones de vida en barrios marginales urbanos de las ciudades como Monrovia, Liberia.
Las otras razones de la alta tasa de mortalidad en estos países, de hasta un 70 por ciento, según la OMS, son la falta de suministros básicos como el agua potable, la electricidad y la nutrición adecuada; la falta de suministros médicos como líquidos intravenosos, guantes y equipo de protección; una escasez de trabajadores de la salud, de adecuados centros de cuarentena y protección para los trabajadores sepultureros; y una desconfianza hacia los trabajadores de la salud y hacia los infectados entre algunas poblaciones locales.
En un diario publicado después de un reciente viaje a Liberia, Paul Farmer, cofundador de la internacional, sin fines de lucro, Partners in Health, se refirió a la magnitud de la crisis de la salud pública allá:
Tanto las enfermeras y como los médicos son escasos en las regiones más afectadas por el ébola. Incluso antes de que la actual crisis hubiera matado a muchos de los profesionales de salud en Liberia, había menos de 50 médicos que trabajan en el sistema de salud pública en un país de más de 4 millones de personas, la mayoría de los cuales viven lejos de la capital. Eso es un médico por cada 100.000 habitantes, en comparación con 240 por 100.000 en Estados Unidos, o 670 en Cuba.
Hospitales debidamente equipados son aún más escasos que el personal, y esto es cierto en las regiones más afectadas por el ébola. También es escaso el equipo de protección personal: batas, guantes, mascarillas, caretas, etc. En Liberia, no hay el personal, el material o el espacio para detener las infecciones de transmisión a través de fluidos corporales, incluyendo sangre, orina, leche materna, sudor, semen, vómito y diarrea...
Muchos de los recientes avances de salud en la región, incluyendo una fuerte disminución de la mortalidad infantil, ya han sido revertidos, en gran parte porque los servicios médicos básicos han cerrado como consecuencia de la crisis. La mayoría de las víctimas del ébola pueden también morir por otras causas: las mujeres en el parto, los niños de la diarrea, en accidentes de tráfico o traumas de otras clases. Hay pocas dudas de que la actual epidemia se puede detener, pero nadie sabe cuándo ni cómo.
Lo que hace la crisis actual tan atroz es que el ébola es una enfermedad que con los recursos adecuados, infraestructura de atención médica y de ayuda, podría ser eliminada. Pero los gobiernos de los países más afectados en África no han tenido la voluntad ni los recursos, y los gobiernos más ricos del mundo han estado totalmente dispuestos a evitar una catástrofe humanitaria. Como Farmer escribió:
Me han preguntado más de una vez cuál podría ser la fórmula para una acción eficaz contra el ébola. Son a menudo los más reacios a invertir en un modelo integral de prevención y atención para los pobres los que piden soluciones prefabricadas. ¿Cuál es el "modelo" o el "paquete básico mínimo"? ¿Cuáles son los "indicadores" para evaluar "costo-efectividad"?
El deseo de soluciones simples y evidencias de una alta "rentabilidad a la inversión" son un obstáculo para cualquier persona que quiera ofrecer servicios integrales (que incluirán necesariamente tanto la prevención y la atención, muchas veces en confrontación) a los pobres. Cualquier persona que quiera métricas o evidencia probablemente recibirá una fría recepción, a pesar de que la crisis del ébola debe servir como una lección objetiva y rebatir a aquellos que toleran una anémica financiación estatal, o incluso recortes, en la salud pública y la prestación de atención de salud. Sin personal, material, espacio y sistemas, nada se puede hacer.
Pero como el, lejos menos extremo, brote en Texas muestra, aun cuando hay "personal, material, y espacio," el actual sistema de salud es totalmente inadecuada para poner un alto al ébola.
La causa subyacente de la epidemia en África y la negligencia que mató a Thomas Duncan e infectó de Nina Pham y Amber Vinson están conectados: La enfermedad real es el capitalismo. La explotación y extracción de recursos por el provecho de las empresas multinacionales ha paralizado los sistemas de salud en África occidental, y el sistema de salud con fines de lucro en EE.UU. está cobrando sus víctimas y amenazando la salud y seguridad de los trabajadores.
Los culpables de esta crisis mortal son las torcidas prioridades y la discriminación estructural de un sistema donde el lucro es rey--no un virus, no importa que tan virulento, y desde luego no las personas que cayeron víctimas o de los trabajadores de la salud que lucha por tratarlos.
Traducido por Orlando Sepúlveda